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HISTORIAS DEL 'CALCIO' | FÚTBOL | Internacional
Columna
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Gaddafi, un mal chiste para la 'Juve'

Enric González

Por mal que estén las cosas, pueden empeorar. Véase el caso de la Juve, la Vieja Señora, la sociedad futbolística más prestigiosa del calcio. Eliminada de la Champions y relegada a un triste tercer puesto en la Liga, a 16 puntos de un Milan que se ha llevado el scudetto por anticipado, estaba dispuesta a cerrar la temporada, empaquetarla y tirarla al río, sin esperar siquiera a la final de Copa. ¿Qué más les podia pasar?

El entrenador, Marcello Lippi, arrojó la toalla y anunció que dejaba el banquillo. Los propietarios, los Agnelli de la Fiat, con la empresa automovilística patas arriba, hicieron saber que no estaban para grandes gastos y que más valía no soñar con refuerzos estelares. Del Piero, que cuando renovó de por vida pagó en la prensa un anuncio en el que proclamaba que "un caballero no abandona nunca a una Señora", resultó un novio bastante canalla: lo suyo con la Juve parece más un braguetazo que un matrimonio de amor y desde que se aseguró el futuro no da golpe. Quién lo iba a decir, un chico tan formal, después de tantos años de noviazgo. ¿Y Nedved, desaparecido desde el Balón de Oro? En fin. Tras una temporada asistiendo a las evoluciones de Legrotaigle, uno que se coló en el equipo haciéndose pasar por defensa central, la afición juventina ya se sentía curada de espantos. Se había agotado el catálogo de las desgracias.

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Eso creían. Pero faltaba lo de ayer. El Perugia, un equipo casi descendido, se permitió ganarles con un gol de Ravanelli, un galán maduro de 35 años que lloró de emoción. Y entonces llegó el golpe de gracia. A un cuarto de hora del final debutó en la Serie A italiana, con 31 años, Saadi Gaddafi, el hijo del coronel, el único futbolista que ha cumplido sanción por dopaje sin jugar un solo minuto, el hombre que ha cambiado las reglas del negocio futbolístico: a Gaddafi no le fichan, él es quien compra el club. La Juve perdió contra un equipo en el que se alineaba Gaddafi, antiguo miembro de su consejo de administración, ex accionista de la sociedad, socio privilegiado de los Agnelli, futbolista de chiste.

Ahora sí. La Juve ha colmado, sin duda, el vaso de las desgracias.

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