Un Oscar para el cine checo

El cineasta checo Jan Sverak ganó en 1996 el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa con sólo 31 años de edad. Pero su magnífica película Kolya, una agridulce historia de amistad entre un viejo músico checo y un niño ruso abandonado en la Praga de las postrimerías del comunismo, no era fruto de la casualidad. Hijo del actor y guionista Zdenek Sverak y heredero de la riquísima tradición cinematográfica de su país, el cineasta que ganó un Oscar de Hollywood recuperó para los checos un lugar de honor en las pantallas. Kolya no sólo recibió el respaldo de la crítica, sino que interesó a millones de espectadores en el mundo.

La invasión soviética de Checoslovaquia acabó con el socialismo de rostro humano de la primavera de Praga y, de paso, con una cultura libre y crítica que había tenido en el cine una de sus mejores expresiones. Nombres como Milos Forman y Jiri Menzel alumbraron el llamado nuevo cine checo, que, contra viento y marea, se convirtió en uno de los movimientos más renovadores de Europa.

Ocho años después de lograr su fama en Hollywood, el actor, guionista y director Jan Sverak trabaja desde su oficina de Praga para buscar la difícil financiación del cine. Aficionado a convertir historias locales en universales, el cineasta dirigió en 2001 Un mundo azul oscuro, una película sobre los pilotos checos de la Segunda Guerra Mundial. Un cine siempre interesante que los checos esperan que, a partir de ahora, pueda verse más en la UE.