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Entrevista:ANTONIO MARTÍNEZ ARES | Cantante y compositor | Signos

"Cádiz es el rincón de España con más artistas por metro cuadrado"

Antonio Martínez Ares (Cádiz, 1967) promovió hace 20 años su propia revolución del Carnaval. Sus comparsas Los Piratas, Los Templarios, La Trinchera, El Vapor y La Milagrosa, entre muchas otras, alcanzaron cotas nunca soñadas de seguimiento popular. La capacidad de Martínez Ares para rentabilizar la pasión carnavalesca le llevó a abrir una tienda especializada en el centro de Cádiz, Los Duros Antiguos, que sigue abierta a pleno rendimiento. Pero la fertilidad de su pluma acabaría desbordando los estrechos límites locales, y muy pronto empezó a escribir canciones para otros artistas. Llegada la hora de fundar su propio proyecto, el cantante y compositor acaba de lanzar su primer disco, Martínez Ares por Martínez Ares (Warner), 12 canciones producidas por Pancho Varona, José Romero y Antonio García de Diego, en las que han intervenido músicos de la talla de Luis Dulzaides, Víctor Merlo o Paco Bastante.

"En la música, para mí sólo existen dos temas universales: el amor y el desamor"

Pregunta. Empezó escribiendo música para los 15 miembros de su comparsa, luego para diversos solistas y al final para usted mismo. ¿Cómo ha sido esa evolución?

Respuesta. Sí, he acabado saliendo con mi romancero (risas). El Carnaval me dio la oportunidad de hacer lo que me gustaba, desde que tenía 15 años. Es un aprendizaje brutal: adquieres mucho oficio, trabajas cuatro o cinco meses a saco, más todas las galas... Tienes la necesidad de estar siempre a la última, es una competición impresionante, te curte mucho. Luego vinieron los dos discos para Pasión Vega, la colaboración con Pancho Varona y Joaquín Sabina, los proyectos actuales con Pastora Soler, con Raphael... Este trabajo en solitario es una forma de seguir haciendo lo que siempre he querido hacer.

P. Es usted el último de esa ya larga lista de talentos musicales salidos del Carnaval: Andy&Lucas, Los Caños, Pan Tostaíto, Miguel Nández...

R. Y tendrán que salir muchísimos más. En Madrid ven a Cádiz con una perspectiva diferente a la que nosotros tenemos. Hagamos flamenco o lo que sea, esta tierra tiene un sello especial que no pasa desapercibido para las discográficas. El Carnaval es una cantera enorme, y Cádiz el rincón de España con más artistas por metro cuadrado. Ahí están Niña Pastori, El Barrio, David de María, Sara Baras, Los Cucas...

P. Su aportación revolucionó el mundillo del Carnaval. ¿Llega al pop con el mismo espíritu subversivo?

R. En mi disco no hay pasodobles, ni críticas al gobierno ni al Vaticano. En la música, para mí sólo existen dos temas universales: el amor y el desamor. Y llego a ella con el ánimo de continuar una línea, si bien ya no dependo sólo de mí: tengo detrás una discográfica, una serie de personas trabajando alrededor, un mercado abierto a muchas posibilidades. Pero no olvidaré mi faceta revolucionaria ni el lugar de donde vengo. Tengo un par de canciones que hablan de Cádiz, pero sin nombrarla.

P. Su abandono del Carnaval, ¿no tiene ya vuelta atrás?

R. Nunca puedes decir de esta agua no beberé, pero en principio no me planteo volver. Mis 20 años de Carnaval están ahí, es hora de dejar sitio a otros, que lo están haciendo muy bien. Sabía que Calle de la Mar iba a ser mi última comparsa, y aunque los autores carnavalescos son como los toreros, que no se retiran nunca, ¿para qué volver? Yo quiero irme con la misma alegría con la que entré. Hoy hay demasiada política en la fiesta, no me interesa seguir en ella. Aunque siempre nos quedará París, o sea, el Carnaval de la calle.

P. Tras el Apocalipsis de la industria discográfica, ¿quedarán sólo los compositores?

R. El mercado del disco está muy mal por muchas razones, y deberíamos reflexionar sobre todas ellas. Pero sí, cuando no haya compañías, ni managers, ni video-clips, ni discos, siempre habrá alguien en alguna parte componiendo una canción.

P. ¿Dónde marca el listón del éxito?

R. Que el disco guste, es la única meta que me he puesto. No sueño con discos de platino, ni de plomo, ni de nada. He hecho este trabajo del mejor modo que sé, voy a luchar por seguir en esto y echaré el resto en la empresa.

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