La historia de una negociación que terminó en almuerzo

Desde la medianoche del martes hasta las tres de la madrugada del miércoles, el vicealcalde Manuel Cobo y el concejal de Hacienda, Juan Bravo, se reúnen con el consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad, Francisco Granados. Tratan de conciliar las pretensiones de ambos bandos: la Comunidad, hacerse con el control del consejo de administración de Metro; el Ayuntamiento, mantener su número de consejeros. Sobre la mesa, una amenaza del alcalde: o se llega a un acuerdo o sacará del Consorcio Regional de Transportes a Metro y a la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Una decisión que podría afectar a los usuarios tanto como para tener que utilizar distintos billetes y abonos de transportes.

No llegan a un acuerdo. Al día siguiente, ayer, está convocada la reunión del Consorcio Regional de Transportes (CRT), en la que han de votarse los cambios en la composición del consejo de administración de Metro. Por la mañana temprano, ambas partes vuelven a discutir por teléfono para intentar un acuerdo. No es posible. Los implicados llegan a la sede del CRT. Antes de votar deciden volver a encerrarse en un despacho para tratar de desbloquear in extremis la situación.

Pasa el tiempo y no hay fumata blanca. Hasta que Ayuntamiento y Comunidad convienen que ambos tendrán el mismo número de representantes en el consejo de administración (cinco) pero se creará el puesto de consejero delegado de Metro, el equivalente al que existía antes de delegado del Consorcio de Transportes en Metro. Ese cargo se elegirá por consenso de ambas administraciones, y en esta ocasión recae en José Manuel Pradillo, hombre de confianza de Aguirre. De facto, la Comunidad contará con seis apoyos. Además, las competencias ejecutivas que hasta el momento ostentaba el presidente de Metro, Manuel Melis -del equipo de Ruiz-Gallardón-, pasan también a Pradillo.

El séptimo consejero

Pero Granados quiere arañar un séptimo consejero. De los 16 que conforman el consejo, dos corresponden a representantes de la administración central, aunque una de las plazas se encuentra vacante. La Comunidad trata de hacerse con ese consejero, pero, esta vez, la negociación con el Ministerio de Fomento no da el fruto que espera Granados. Desde el ministerio se insiste en su representante votará en contra de la modificación del acuerdo alcanzado si se trata de restar presencia al Gobierno central.

Granados cede, entonces, en su empeño. Finalmente, una de las peores crisis que han protagonizado Ayuntamiento y Comunidad, es decir, el PP de Madrid, termina con un almuerzo al que acuden la presidenta, Esperanza Aguirre; el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón; el vicealcalde, Manuel Cobo; y el vicepresidente, Ignacio González. La comida tiene lugar en el restaurante de un conocido hotel de Madrid. Paga Esperanza Aguirre.