La antigua WorldCom sale de la suspensión de pagos tras dos años de odisea
El operador de telecomunicaciones estadounidense MCI, la antigua WorldCom, salió ayer de la suspensión de pagos después de 21 meses de protección legal. El agujero detectado hace ahora dos años en su contabilidad provocó la mayor quiebra en la historia corporativa de Estados Unidos y, junto al colapso del gigante energético Enron, sumió a los mercados en una severa crisis de confianza que todavía hoy perdura.
MCI cierra así dos años de odisea. Su presidente ejecutivo, Michael Capellas, asegura que la compañía se encuentra en una posición fuerte y aprovechará para abrirse camino más allá de los servicios de larga distancia, como la telefonía móvil y a través de Internet. "Es el comienzo de una nueva carrera", afirma Capella. "Hay un tipo de compañía en algún sitio entre las telecomunicaciones y los ordenadores, y ahí es donde MCI va a estar", añadió en una apuesta por la convergencia de las tecnologías. El operador estadounidense se ha ido deshaciendo durante los últimos meses de algunos de sus activos. Se calcula que ha amasado ya unos 6.000 millones de dólares, con lo que el agujero en sus cuentas es ahora de en torno a 3.500 millones. Y para poner fin a los cargos por fraude, MCI se comprometió con la SEC a pagar 750 millones de dólares.
La antigua WorldCom se declaró en bancarrota en julio de 2002, apenas unas semanas después de que se destapara un masivo fraude contable que se cifró en 11.000 millones de dólares. Hoy, ese agujero que provocó su descalabro bursátil se dice que fue de 8.800 millones. La trama financiera se desarrolló entre septiembre de 2000 y junio de 2002, cuando WorldCom se había consolidado como el segundo operador de telefonía en EE UU tras fusionarse en 1997 con MCI.
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