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Entrevista:RAFAEL MARTÍNEZ | Subcampeón de Europa de gimnasia

"Esto es sólo el principio"

Amaya Iríbar

Rafael Martínez ha pasado de ser un desconocido a convertirse en el nuevo Joaquín Blume, el único gimnasta español capaz de lograr una medalla en la prueba que mide a los mejores, a los pocos capaces de hacer los seis aparatos. Casi 50 años después de la gesta de Blume y con sólo 20 años, el gimnasta madrileño al que su entrenador llama talento se colgó la plata europea en Ljubliana (Eslovenia), lo que le permite pensar en una larga carrera. La primera parada, los Juegos Olímpicos. La entrevista telefónica tuvo lugar ayer poco antes de que Martínez obtuviera el bronce en suelo. Su compañero Jesús Carballo fue cuarto en barra fija.

Pregunta. ¿Le sorprendió el subcampeonato absoluto?

"Los que vienen detrás ya saben que es posible. La gimnasia española mejorará"

Respuesta. Sorpresa, ninguna. Yo quería quedar entre los cinco primeros, pero viendo cómo iba la competición estaba entre los tres mejores.

P. Suena muy seguro de sí.

R. Sabía que podía lograr una medalla, pero miraba hacia abajo, al bronce, porque nunca he conseguido nada.

P. ¿Qué le pasó en anillas, donde perdió el campeonato?

R. Empecé a hacer fuerza y no podía. Me tuve que inventar el ejercicio como pude, improvisar. Cuando me bajé dije: estoy muerto. Estaba muy cansado. Había hecho los seis ejercicios el día anterior y llevaba dos...

P. Remontó y rozó el oro, ¿qué le dijo su entrenador, Fernando Siscar?

R. Se alegró un montón, porque él sabía que podía estar ahí. Yo todavía no me lo creía.

P. ¿No es muy joven para ese resultado y para liderar el equipo español?

R. Sí. Lo normal es que un gimnasta llegue a su plenitud a los 24 o 26 años. Me queda mucho por entrenar y conseguir.

P. ¿Cómo es en el gimnasio?

R. No soy muy serio, pero siempre quiero hacerlo bien.

P. Ha dicho que en la gimnasia es más importante la cabeza que el físico. ¿Por qué?

R. Por supuesto que hay que tener un físico bueno, pero sin cabeza no puedes hacer nada. Por ejemplo, ayer [por el sábado, cuando se celebró la final individual], tras fallar en anillas y salto, si no hubiera tenido la cabeza bien puesta no habría conseguido nada.

P. Desde el triunfo de Joaquín Blume en 1957, ningún español se había subido al podio en el concurso general. ¿Qué significa su medalla para la gimnasia española?

R. Va a ser el principio. Si lo he podido conseguir yo, es que no está tan lejos. Los que vienen detrás ya saben que es posible, y eso hará que la gimnasia española vaya para arriba.

P. ¿Se acuerda de su primer día en el gimnasio?

R. Mis padres no querían que practicara fútbol o baloncesto porque lo hacían todos. Cuando vi los aparatos, pensé: un año y ya. Tenía siete años.

P. ¿Por qué eligieron sus padres un deporte tan duro?

R. Lo que querían es que estuviera ocupado.

P. Usted lo dejó por un año.

R. Tenía 13 años, me entrenaba mucho y sólo competía por Móstoles. No sabía lo que era la selección española. Pensaba: toda la vida así no aguanto.

P. ¿Qué le hizo volver?

R. Me aburría. No sabía qué hacer por las tardes.

P. Decidió dejar a su entrenador de siempre. ¿Qué pasó?

P. Problemas personales. Ahora estoy a gusto y he mejorado muchísimo.

P. ¿Cómo es un día normal?

R. Me levanto a las 8.30. Hasta las 10.00 estudio informática y contabilidad. Me entreno de 11.00 a 13.30 o 14.00. Como, descanso y vuelvo a entrenarme de 17.30 a 20.30.

P. ¿Le queda tiempo para algo que no sea gimnasia?

R. Pincho música, hago maquetas y sigo desde hace muchos años la fórmula 1. Si hace falta, me levanto a las seis de la mañana para ver una carrera.

P. ¿Sus amigos son gimnastas?

R. La mayoría no.

P. ¿Y no les parece raro que se dedique a un deporte minoritario y tan sacrificado?

R. Al principio sí, pero ahora me apoyan mucho.

P. ¿Habría logrado la plata cuando todos los gimnastas hacían los seis aparatos?

R. No sé. El concurso general ya no lo hace mucha gente. Se especializan, como Gervi [Deferr] o Jesús [Carballo].

P. ¿Usted nunca ha pensado en seguir sus pasos?

R. Tengo mi mente en los seis aparatos y espero llegar así hasta 2012. Ese año, tras los Juegos Olímpicos, que ojalá sean en Madrid, me retiraré.

P. En eºste deporte llega un momento en que el atleta se rompe. ¿Es su caso?

R. Dolores tengo por todos lados. Me han operado dos veces el maléolo izquierdo y los meniscos.

P. Supongo que la medalla le da alas para Atenas. ¿Cuáles son los objetivos allí?

R. Por equipos, estar entre los ocho mejores y pasar a la final. Yo quiero quedar entre los ocho primeros. Ésas eran las metas antes del europeo. Visto lo visto, se pueden mejorar, pero con los pies en el suelo.

P. La presión crecerá. A partir de ahora le exigirán más.

R. Pienso tomármelo con calma. Además, se supone que los Juegos son una competición relativamente fácil, porque sólo van los mejores.

P. ¿Dónde se ve en 10 años?

R. No tengo ni idea.

Rafael Martínez, durante su ejercicio de suelo.
Rafael Martínez, durante su ejercicio de suelo.EFE

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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