Media hora para el recuerdo

El Barça dejó ayer una inmensa tarjeta de presentación con vistas al clásico del domingo ante el Madrid. Los azulgrana bordaron anoche el fútbol en unos soberbios 45 minutos y se quitaron la espina cuando cayeron de forma espantosa en la primera vuelta en La Rosaleda por 5-1. Con un juego en muchas fases brillante, Luis García, Saviola y Cocu, liderados por un espléndido Ronaldinho, batieron al Málaga, que llegaba con la aureola de equipo también en racha y se conformó con hacer la estatua. Rijkaard no quería repetir la pesadilla vivida hace cuatro meses, cuando preparó el clásico con la losa de la goleada y tuvo el mejor regalo. Pero éste equipo es muy distinto al de entonces: es tercero y no pierde desde enero (12 victorias y tres empates). Todo funcionó salvo la enésima lesión de Puyol, que volvió a reaparecer, se lesionó de nuevo y es duda para el clásico.

Al Barça le salió el partido soñado hasta el punto de que a la media hora de juego la grada ya saludó con olés el 3-0. Hizo un fútbol fácil, sencillo y rápido como hacía tiempo. Pases al primer toque, desmarques, combinaciones rápidas y una facilidad abrumadora para llegar a la portería de Calatayud. El Barça, pletórico, le dio un meneo de mucho cuidado al Málaga, que fue un espectador impasible ante la abrumadora superioridad azulgrana. Tanto es así que Ronaldinho, Saviola y Luis García probaron por tres veces la jugada del primer gol. Con el mismo empeño y facilidad de un entrenamiento. La clásica jugada de pase al extremo, centro desde la banda y remate. Luis García primero se hizo un lío ante el portero y desató por instantes todos los demonios ante la falta de gol del Barça en casa. Pero fue una falsa premonición porque a partir de ahí se inició un festival. El Barça hizo dos sietes a los laterales del Málaga y el centro del campo se movió como pez en el agua. Ronaldinho lo probó pero al final fue Saviola, quien tras una asistencia de Luis García, metió el primero para celebrar su partido 100 en la Liga.

El gol vino a ratificar la confianza del Barça, que siguió dando un monólogo para regocijo de la afición, que se restregó los ojos ante el inesperado festín. Ronaldinho estuvo pletórico con sus diagonales. Y en éstas llegó en un tris-tras el segundo gol. Luis García y Saviola se bastaron para fabricarlo de punta a punta del campo. El primero recuperó el balón, lo pasó al segundo y el extremo se marcó una carrera ante la defensa de piedra del Málaga. No vaciló ante el portero y lo celebró a lo grande quitándose la camiseta. El partido estaba encarrilado y el Barça se dedicó a disfrutar. A realizar poco después un rondo eterno que acabó en un chut desde fuera del área de Cocu que tuvo tiempo de pensar, mirar y colocar un disparo potente y ajustado al palo.

Qudará la duda de hasta dónde llegó el mérito del Barça y el demérito del Málaga, que llegó al Camp Nou desafiando con una racha de 9 partidos sin perder. Ni se le vio ni se le esperó. Sólo se acercó un par de veces al área de Valdés con dos saques de esquina culminados por Diego Alonso y Edgar. No fueron goles por poco. Dejaron en evidencia ciertos desajustes por alto de la defensa del Barça. Puyol no estuvo acertado en esos momentos ni tampoco tuvo mucha suerte por su lesión posterior. Rijkaard no quiso más malas noticias y se apresuró en el descanso a retirar a Davids, que se contuvo para evitar la tarjeta que le habría supuesto la sanción ante el Madrid.

La segunda parte fue como la noche y el día. Al menos sirvió para ver juntos a Ronaldinho e Iniesta. Quizá no fue la mejor prueba, pues el juego se relajó y se contagió del tedio. Pero Iniesta tuvo tiempo para dejar destellos de su gran clase. Fue significativo que Rijkaard, quizá pensando en el Madrid, probara al rápìdo Overmars y no diera unos minutos a Kluivert, olvidado en el banquillo. El Barça pasó el rato y Málaga siguió ido. Salva, que marcó un hat-trick en primera vuelta, fue una sombra de sí mismo y se marchó abroncado por una fea entrada sobre Márquez. Sólo asustó una vez a a Valdés, que vivió tras la convulsa cita ante el Betis una de sus noches más tranquilas. No falló ante un disparo de Leko. Calatayud fue el mejor de su equipo y se lució ante un chut de Luis García y luego se jugó la cara ante otro de Saviola. Quizá el Barça pecó no tuvo acierto ni ganas de devolver la goleada. Pero la racha sigue y busca que no decaiga.