La política y la Universidad
Las elecciones a Rector de la Universidad Hispalense tienen todo el caldo de cultivo necesario para hacer aflorar una nueva cantera de sanos y ambiciosos políticos (con o sin carné). Desde fuera, a los candidatos se les ve como aficionados a la cosa política. Así, creo que todavía les queda una, no despreciable, dosis de ingenuidad y un pelín de la educación académica, que hace que no saquen ni algunos trapos sucios del adversario, ni su tendencia ideológica.
Como seña de identidad, a uno de los candidatos se le ha ocurrido asumir la transparencia como el hito más importante a conseguir con su gestión, como si la cosa pública, per se, no fuera transparente. ¿Acaso no lo es? ¿No está sometida la Universidad a la Cámara de Cuentas? ¿Su gestión no está sujeta a ninguna clase de control, o es que los que existen están siendo tan ineficaces que a alguien se le ocurre esgrimir la transparencia como objetivo?
Lo lamentable es que con el dinero de los andaluces esta gente está jugando a ser político sin que les cueste un euro. Seguro que aquellas horas que están echando en la campaña se las están distrayendo (por no utilizar otro adjetivo) a la investigación o a la docencia. Son políticos de 8.00 a 15.00, o de jornada de funcionario. Lo malo es que el modelo lo repiten, y, así, no hay manera de conectar con la realidad de los problemas de una Universidad cada vez más apartada de la sociedad real, menos eficiente y eficaz, más endogámica, y, por desgracia, claro reflejo de una colectividad, la sevillana, cada vez más abocada a la mediocridad, indolencia e inoperancia.
Hace unos días, oí a una joven y valiente universitaria sevillana que decía que se hacía difícil la motivación para asistir a clase, argumentaba del pobre discurso docente y de la escasa concurrencia de sus compañeros. Decía que aquello que les enseñaban no tenía nada que ver con lo que posteriormente deberían aplicar. La réplica consabida del catedrático de turno, presente en aquel debate y que, por cierto, es uno de los que concurren a las elecciones, fue decir que la Universidad persigue otros objetivos más allá de lo pragmático, o sea, todo aquello de la preparación para saber buscar el mejor camino, o método, que solucione los problemas.
En fin, la palabra docencia se parece a decencia, sólo con esto, y honestidad profesional, se conseguirá una Universidad mejor que la que nos merecemos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.