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Crónica:FÚTBOL | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se queda a mitad de camino

Los azulgrana empatan ante el Betis en un partido embarullado y marcado por la expulsión de Valdés y los goles de Saviola y Alfonso

Ramon Besa

Puesta la clasificación al día, el Barcelona continúa a mitad de camino de cualquier sitio, del liderato y también del pelotón que compite por premios menores, como si el partido de ayer en Sevilla no hubiera servido de gran cosa, ni para sumar ni tampoco para restar. No pudieron los azulgrana con el Betis porque les faltó grandeza para resolver cuando pusieron la contienda de su parte en un arranque explosivo y encontraron después justificación en la ausencia de Ronaldinho y la actuación del árbitro para defender un empate que no es ni chicha ni limoná. Los verdiblancos han perdido color, gracia y salero para desarmar a cualquier contrario y, a cambio, han ganado orgullo para defenderse y revindicarse. Les sirve el empate como mal menor.

BETIS 1 - BARCELONA 1

Betis: Prats; Tais, Lembo, Rivas, Luis Fernández; Joaquín, Ito (Arzu, m. 79), Benjamín, Denilson (Fernando, m. 70); Alfonso (Tote, m. 81) y Dani.

Barcelona: Víctor Valdés; Reiziger, Oleguer, Cocu, Van Bronckhorst; Xavi, Motta (Gerard, m. 17), Davids (Márquez, m. 60); Luis García (Rüstü, min. 34), Iniesta; Saviola.

Goles: 0-1. M. 5. Saviola remata el rechace de Prats tras un tiro de penalti que había lanzado el propio argentino.

1-1. M. 36. Alfonso, de penalti.

Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Van Bronckhorst, Davids, Denilson, Márquez, Luis Fernández, . Expulsó a Víctor Valdés (m. 34) con roja directa por un penalti sobre Dani y a Gerard (m. 93), por doble amonestación.

Unos 40.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.

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Al Barcelona le salió un partido calcado al de Valladolid y, al igual que entonces, le costó jugarlo, por infantilismo propio o falta de madurez o por el intervencionismo discutible del trío arbitral, que se confundió en cada llegada verdiblanca. Muy valiente desde la alineación, el Betis se aflojó nada más saltar al campo, sorprendido por el dinamismo de los puntas barcelonistas y la productividad de la segunda línea manejada por Xavi. Saviola protagonizó un monólogo tan intenso que provocó la intervención desmesurada de Lembo a la que el argentino se dejó caer por tercera vez en el punto de penalti. El central barrió al delantero y, de forma sorprendente, estimulado quizá por el premio que tiene de 6.000 euros por cada gol, la pena máxima la transformó el propio pibito, aunque necesitó de un segundo remate.

Jugaba el Barça con un punto de suficiencia evidente, mejor puesto en el campo que el Betis, tan combativo en ataque como superado en defensa, apuntado en cada jugada por Luis García, muy hábil en el desmarque y la recepción de la pelota e igualmente incapaz en el último pase. Los azulgrana desperdiciaron entonces la ocasión para resolver la contienda, y retrocedieron malamente, presas de sus propias disfunciones y del acoso andaluz. La lesión de Motta fue el primer síntoma de que el equipo de Rijkaard no estaba fino, o cuanto menos tenía ciertos desajustes, circunstancia que aprovechó el Betis para saltarle a la yugular a partir de las jugadas de estrategia, normalmente ganadas por el reaparecido Joaquín, siempre visible en las grandes noches.

Rugía el Betis en cada córner y en cada falta, entregado al juego de Dani, un ariete clarividente en la confusión, un buscavidas que los equipos agradecen en los momentos de mayor apuro, cuando no hay manera de alcanzar el área desde los extremos o en el entrejuego. Dani forcejeó con Reiziger, que quedó tendido, apareció Valdés para largar al delantero y el ariete se hizo el mártir. El linier convirtió el empujón en agresión y el Barcelona se quedó sin portero y con un penalti en contra. Alfonso no desaprovechó la concesión y empató el partido para desdicha de los azulgrana, que tuvieron que volver sobre sus pasos.

El pato lo pagó como de costumbre Luis García, que se retiró para dar entrada a Rüstü, en una decisión cantada puesto que por una vez no había excedente de extracomunitarios. Incómodo en igualdad de condiciones, el Barcelona perdió el hilo del partido en inferioridad numérica. Le faltó presencia en la cancha y gobierno, entre otras cosas porque Iniesta, ni sumaba ni restaba, sino que era uno más en un equipo desconectado, más pendiente de su espalda que de la portería contraria. El Betis sentía que podía ganar el encuentro sin necesidad de jugar a fútbol.

Perdieron los azulgrana la iniciativa, que pasaron a jugar a la contra a partir de una nueva reorganización defensiva provocada por la entrada de Márquez en sustitución de Davids, amonestado y al parecer desdonfado. El nuevo planteamiento barcelonista confundió al Betis, que no sabía si irse o quedarse, pendiente de que se arrancara Joaquín porque Denilson es la viva expresión del sentir bético: está el Betis confundido, soso y sin chispa, discutiblemente armado, incapaz de saber si es mejor mantener el empate que ir a por la victoria con el riesgo de sumar una nueva derrota.

Ausente Ronaldinho, capaz de decidir por su cuenta, al Barcelona le faltaron delanteros para revertir el estado de las cosas y quizá también una mejor organización ofensiva por mucho que la expulsión de Valdés condicionara cualquier cambio. Iniesta y Xavi miraron el reloj y cuando percibieron que faltaba un cuarto de hora, se fueron decididos a por el partido. Mezclaron bien, llegaron a menudo y apuntaron a Prats. En cada una de sus acciones, sin embargo, les faltó un delantero para remachar, y a la que forzaron la falta la fortuna les abandonó, sobre todo en un remate de Van Bronckhorst al palo. No estaba anoche Ronaldinho para lanzar el último golpe franco y el Barcelona cedió un empate en campo ajeno después de seis victorias seguidas. La Liga le demandaba un séptimo triunfo y se quedó a medias.

Lembo comete el penalti sobre Saviola señalado por el árbitro.
Lembo comete el penalti sobre Saviola señalado por el árbitro.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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