Familiares de los tres niños ahogados habían denunciado que la charca carecía de valla

Los familiares de los tres niños ahogados el pasado domingo en una charca próxima a Navalmoral de la Mata aseguraron ayer que hace años denunciaron ante la Guardia Civil que esa laguna era peligrosa al carecer de vallas. Los funerales por los hermanos Jiménez Romero -Samantha , de 12 años; Christian, de 10, y Roberto, de cinco- se celebraron ayer en la iglesia de San Andrés, en medio de un impresionante dolor. El niño de seis años, primo de los fallecidos, que resultó herido permanece hospitalizado. El juez del caso ha decretado el secreto del sumario.

Según la versión de los familiares, los tres niños y su primo, Jaime, jugaban el pasado domingo, a media tarde, en un prado próximo a la casa que su abuelo Francisco posee en una zona situada a un kilómetro del casco urbano de Navalmoral, un enclave donde se mezclan viviendas y parcelas con ganado. Muy cerca de allí se encuentra una charca de apenas 100 metros cuadrados, sobre la que flota una espesa vegetación, que los niños pudieron confundir con suelo firme. Uno de ellos, posiblemente Roberto, de 5 años, el más pequeño, cayó al agua, y los tres se lanzaron en su ayuda. Los tres hermanos fallecieron. Su primo tuvo que ser hospitalizado.

Antonio Jiménez, tío de los niños, fue el primero que acudió al lugar del suceso. "Cuando llegué me encontré no con uno sino con cuatro pequeños en el agua", relató. Ayer, sensiblemente afectado y nervioso, Antonio Jiménez espetó a un miembro de la Guardia Civil que agentes de ese cuerpo nunca les hicieron caso sobre las denuncias que presentó su familia en los últimos años por el estado de la charca. "Allí", explicó, "juegan muchos críos, no sólo los nuestros, y sabíamos que algún día podía ocurrir una desgracia, como de hecho ocurrió el domingo, por el estado de la charca".

Esta se encuentra en una parcela de propiedad privada. Según miembros de la familia de las víctimas, cuando se requirió al dueño para que cerrara el acceso a la charca éste respondió que era de su propiedad "y que hacía lo que le daba la gana". Frente a algunas versiones que apuntan que la charca es muy poco profunda, el abuelo de los niños ahogados sostiene que "cubre a un hombre hecho y derecho".

El alcalde de Navalmoral de la Mata, Rafael Mateos, ha decretado tres días de luto en la localidad. Ayer reconocía desconoce si existe alguna normativa que obligue a los propietarios de charcas a vallarlas. El alcalde de Navalmoral confirmó que en alguna ocasión la familia Jiménez Romero había solicitado que se vallara la charca, después de que el abuelo hubiera perdido alguna oveja en esa zona.

Mateos descartaba ayer una posible desatención de los padres en la vigilancia de los niños: "Domingo, el padre, está siempre muy pendiente de sus hijos, muy pendiente de que no se le muevan de las manos". Por eso, agregó, el domingo por la noche habló con él para que no sintiera la menor culpa por lo ocurrido.

El obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, presidió en la tarde de ayer los funerales en la iglesia de San Andrés, en Navalmoral de la Mata, en medio de un impresionante silencio y de escenas de gran dolor entre los familiares, vecinos, amigos y compañeros de clase de Samanta, Christian y Roberto. Cientos de personas abarrotaron el templo y sus alrededores.

Los tres niños estudiaban en el colegio público El Pozón. "Me he peleado muchas veces con ella. Era muy inquieta, no paraba", recordaba ayer Cristina refiriéndose a Samantha, de la que era amiga, además de vecina en el barrio donde vive la familia Jiménez Romero.

"La imagen de la madre es escalofriante. Está como una pavesita", afirmaba Luisa, una antigua vecina de los niños, aludiendo a la imagen estremecedora que ofrecía ayer la madre de los niños ahogados, Emilia, una mujer de menos de 40 años. "No sabemos por qué han muerto, pero todo indican que los niño murieron por la caída desgraciada de uno de ellos, y los demás por solidaridad", al acudir a socorrerle, dijo en la homilía el obispo de Plasencia.

Jaime Jiménez, de 6 años, el primo de Samanta, Christian y Roberto, que también cayó al agua pero fue sacado con vida permanecía ayer ingresado en el Hospital Campo Arañuelo (Navalmoral de la Mata), si bien su pronóstico era "menos grave, salvo complicaciones".