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Indemnizada la familia de un fallecido al que se tardó en detectar un cáncer

La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional ha concedido una indemnización de 30.000 euros a la familia de un enfermo al que tardaron dos meses en diagnosticar un cáncer de pulmón avanzado y con metástasis ósea, a pesar de que acudió en 12 ocasiones al hospital con una lumbalgia y con un grave empeoramiento de su estado de salud. Así lo acuerda una sentencia de la Sección Cuarta de dicha Sala, que sostiene que los facultativos que atendieron a Manuel A. G., de 56 años y fallecido el 17 de abril de 2000, incurrieron en un retraso en el diagnóstico médico y en una mala atención del ciudadano.

Manuel acudió en enero de 2000 a su médico de cabecera tras haber sufrido una caída por las escaleras, diagnosticándole éste una lumbalgia y un esguince de tobillo. Entre el 8 de febrero y el 17 de abril, día en que murió, el paciente acudió en ocho ocasiones a su médico de atención primaria y en cuatro al servicio de urgencias del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, debido al empeoramiento progresivo que experimentaba su estado de salud. A pesar de estos síntomas de agravamiento, el enfermo no fue ingresado en el citado centro hasta cuatro días antes de que muriera.

En las primeras asistencias sanitarias, el médico de cabecera observó la existencia de una lumbalgia, posiblemente causada por una mala postura, según el criterio del facultativo. En marzo, Manuel comenzó a sentirse muy deprimido, decaído, débil, demacrado y sin apetito, apreciándosele una notable pérdida de peso y persistiendo el dolor lumbar que los médicos achacaron a la caída. Tras acudir a las urgencias del hospital Príncipe de Asturias en tres ocasiones, recibió el alta médica.

Metástasis ósea

Finalmente, en abril Manuel fue ingresado al sospechar los médicos la existencia de un carcinoma pulmonar que se había extendido a los huesos lumbares, entre otras zonas, y que se encontraba en estado muy avanzado. Los facultativos habían achacado el dolor lumbar del hombre a la caída que sufrió, cuando en realidad se debía a la metástasis del cáncer, que no se le había diagnosticado al no tener otros síntomas de patología pulmonar, como tos, esputos o dificultad respiratoria.

En sus informes, los sanitarios reseñan que en un principio no había motivo para sospechar la existencia de una enfermedad tan grave en el paciente, "pues no existían manifestaciones clínicas de la misma". Además, precisan que, dado el avanzado estado del cáncer, hubiera resultado imposible salvar la vida de Manuel.

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Sin embargo, otros profesionales admitieron durante el juicio que el carcinoma que padecía el hombre podría haber sido localizado al menos un mes antes de su muerte, pudiendo someterse a algún tratamiento que le hubiera paliado el dolor y el sufrimiento, además de haberle podido alargar algo la vida.

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