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Amenazas y comisiones

Las diligencias que han permitido a la juez de Torrevieja desarticular a una de las facciones más violentas de las bandas criminales rusas se nutren de numerosos testimonios de víctimas. Una de ellas, K. V., ha relatado el viacrucis que sufrió en España. Todo empezó cuando decidió acudir a la agencia denominada Camino hacia un futuro mejor, de San Petersburgo (Rusia). Allí le ofrecieron un precontrato para trabajar en España, donde podría estar cinco años con un empleo bien remunerado.

Firmar el precontrato suponía adelantar 1.500 euros. Tras pagar, vio que lo que decía en el contrato nada tenía que ver con lo que le adelantaron verbalmente. Ellos le arreglaron el visado para viajar a España, pero éste era por sólo 15 días. Pidió que le devolviesen el dinero, pero alguien de la agencia le sugirió que "se tapase la boca si no quería problemas". K. V. viajó a España junto a otras 20 personas en idéntica situación que él. Llegó directamente a Alicante, donde le esperaba una persona que dijo ser de la agencia y que lo primero que hizo fue pedirle 300 euros para viajar desde Alicante a Gandia (Valencia).

Una mujer le serviría allí de intermediaria entre la agencia y la finca donde debía trabajar. Supuestamente, él firmó un precontrato de trabajo que Liudmila, según le dijeron en la agencia, convertiría en contrato en Gandia. Liudmila era la mujer que debía, pues, esperarle allí. Al llegar no le esperaba nadie. Llamó a Liudmila y ésta envió a dos personas para recogerle. "¿Y cuánto voy a ganar?", preguntó K. V. "Unos 400 euros", le aclararon. K. V. se quedó petrificado. Decidió volver a Alicante y telefonear a Liudmila. "Oiga, este no es un trabajo digno", protestó. "Está bien, pues vente para Torrevieja", le dijo ésta. Al llegar le amenazaron de muerte.

Se encontró solo y sin apenas dinero. Lo poco que había traído de Rusia se lo habían quitado en comisiones al llegar a España. Buscó un hostal para dormir. Camino del hotel se encontró con una pareja de compatriotas, que le ofrecieron una habitación en su casa y la posibilidad de que trabajase en la construcción. Aceptó. Estuvo casi dos meses. Pero le pagaban poco y lo dejó pronto. Casualmente contactó con otra Liudmila, que resultó ser el enlace real de la agencia rusa en Torrevieja. Había sido engañado. La anterior Liudmila le hizo creer que era ella el enlace, le sacó dinero y desapareció tras amenazarle.

La verdadera Liudmila le buscó otra obra para trabajar, pero no habían pasado dos semanas cuando ella misma fue allí y le dijo: "Si quieres seguir trabajando debes darme 12 euros todos los días". K. V. no estuvo conforme y se marchó de esa obra. Buscó otras construcciones, pero no le daban trabajo en ninguna. "Liudmila las controlaba todas, y pasabas por ella o nadie te daba trabajo". Hoy trabaja en una obra, pero lejos de Torrevieja.

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