El gran cabezazo de Angulo
El Valencia domina en ambas áreas y gana al Zaragoza en su décima victoria como visitante
Angulo siempre lo contó entre sus defectos. "Me gustaría rematar mejor de cabeza", suspiraba. Hasta ayer, que consiguió el cabezazo de su vida. Llegando desde atrás, agachó el cuello, lo impulsó hacia arriba y el balón salió escupido con tal potencia que se coló por el centro de la portería sin que Láinez pudiese reaccionar. Un chispazo que certificaba la superioridad mental del Valencia en La Romareda, que ganó a su modo: quitándole poco a poco las fuerzas a su adversario, que llegó exangüe al final del encuentro, con tan sólo una ocasión de gol para llevarse a la boca. Y a pesar de que un espléndido Movilla fue el dueño largo rato de la pelota. Claro que resultó un dominio sin profundidad. En las áreas mandó completamente el Valencia, empeñado como está en poner al Madrid contra las cuerdas.
ZARAGOZA 0 - VALENCIA 1
Zaragoza: Láinez; Cuartero, Álvaro, Milito, Toledo; Ponzio (Generelo, m. 73), Movilla; Cani, Dani (Galletti, m. 65), Savio; y Villa.
Valencia: Cañizares; Curro Torres, Marchena, Ayala, Carboni; Jorge López (Rufete, m. 87), Albelda, Sissoko (Baraja, m. 49), Vicente; Mista (Xisco, m. 78); y Angulo.
Gol: 0-1. M. 69. Angulo cabecea desde el punto de penalti un centro de falta desde la derecha de Jorge López.
Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Albelda, Curro Torres, Toledo, Carboni y Galletti.
Unos 34.000 espectadores en La Romareda. Entre ellos, unos 2.000 valencianistas.
Pese al buen encuentro de Movilla, el Zaragoza apenas dispuso de una sola ocasión de gol
Hay futbolistas que podrían justificar su alineación tan sólo por su excelente golpeo del balón. Deciden partidos en las faltas y en los córners a favor. Por ejemplo, Jorge López en el Valencia. El volante riojano ha resuelto las dos últimas citas de su equipo con tan sólo centrar, muy bien, eso sí, desde la derecha, en dos acciones a balón parado. Un córner ante el Murcia la semana pasada que remató Pellegrino. Una falta ayer en La Romareda. Las dos de la misma factura: potente y curvada sale la pelota para que la ventaja sea del delantero, que va de cara. Es la sexta asistencia de Jorge López.
El campeón de Copa ni siquiera se asomó al arco de Cañizares en toda la primera parte. La razón hay que buscarla una vez más en la magnífica defensa que plantó el Valencia a las órdenes de Ayala atrás y de Albeda en el medio centro. Por mucho que Movilla moviera la pelota con criterio, por mucho que Villa buscara espacios arriba sin desmayo, por mucho que Dani quisiera demostrarle a Benítez que estaba en lo cierto cuando quiso ficharlo en diciembre, nada. Ni una sola ocasión.
El Valencia, en cambio, sí. Primero durmió el encuentro para después despertarlo con un par de latigazos. El más inspirado fue el de Carboni, que lanzó una falta desde unos 25 metros casi perfecta: le pegó al balón fuerte y enroscado para que salvara la barrera y se colara junto al poste. Allí iba de no ser por la felina estirada de Lainez, que desvió a córner. Minutos antes se vivió una de esas escenas en las que los árbitros quisieran que se los tragara la tierra, por la dificultad que entrañar juzgarlas correctamente. Era una falta lateral a favor del Valencia. Se disponía a lanzarla Jorge López y mientras, en el área, los jugadores descargaban adrenalina, dispuestos a todo con tal de rematar unos a gol y de evitarlo los otros. Finalmente, el centro pasó de largo y dos atacantes acabaron en el suelo: Sissoko y Marchena. Éste último tras recibir un manotazo en la cara de Milito que no castigó el árbitro.
El Valencia comenzó el segundo periodo con un contratiempo: se lesionó el joven Sissoko, aparentemente de un esguince en el tobillo izquierdo. Jugó bien el medio centro africano, pero, claro, Baraja es mucho Baraja. Con su ingreso, el Valencia se fue decididamente a por la victoria. Y tal vez por eso el Zaragoza pudo resquebrajar la zaga visistante. Aunque solamente fuera una vez. Pocas veces soñará Ponzio un remate tan sencillo: solo, sin nadie que le molestara, a escasos metros de la línea de gol, cabeceó fuera un centro de chilena de Álvaro. Ahí enterró el Zaragoza todas sus esperanzas.
No tuvo su día el central argentino Milito. Dos errores suyos en el despeje dejaron que Angulo probara su habilidad en el uno contra uno ante Lainez. Y en ambos anduvo desacertado. Disparó mordida a la pelota. Su empeño, sin embargo, tuvo su premio de la manera más inesperada. Al precioso centro de Jorge López, acudió como una locomotora Angulo para cabacearlo con violencia desde el punto de penalti. El central brasileño Álvaro había saltado antes de tiempo y Angulo remató completamente solo. Es su segundo tanto en la Liga en este ejercicio, muy pocos para un delantero, si bien sólo empezó a actuar en esa demarcación en los dos últimos meses. Herido en su orgullo, el Zaragoza trató de empatar, pero chocó contra un muro y se quedó sin aliento. Una víctima más de este implacable Valencia, que está convencido de parecerse cada vez más al que ganó la Liga hace dos cursos.
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