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El Palau de la Música Catalana considera necesario reforzar sus medidas de seguridad

Los atentados del 11-M en Madrid y la ampliación de la superficie del Palau de la Música Catalana con un nuevo edificio adjunto y un auditorio subterráneo, han llevado a los responsables a planear un refuerzo de las medidas de seguridad. Un detallado informe que evalúa la seguridad en el ámbito de los riesgos antisociales, encargado por los responsables del Palau de la Música, evidencia la necesidad de aumentar la protección del edificio con más vigilancia y un nuevo y mejor sistema de control de acceso de la gente. La dirección del Palau estima en unos 300.000 euros el coste de las mejoras de las medidas de seguridad, cuya aplicación precisa de la aprobación previa del consorcio de administraciones públicas -Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Ministerio de Cultura- que gestiona el auditorio modernista, cuya propiedad ostenta el Orfeó Català.

Inaugurado en 1908 y catalogado como Patrimonio de la Humanidad, el Palau de la Música Catalana acogió durante 2003 un total de 261 actos y conciertos y recibió 126.353 visitas turísticas. La elevada actividad que registra diariamente y que se estima que se incrementará con la inauguración, el próximo 22 de abril, de los nuevos espacios surgidos de la ampliación -un nuevo edificio adjunto que incluirá un restaurante abierto al público en general, un auditorio subterráneo y una plaza-auditorio al aire libre-, hacen necesario, según indica el informe encargado, mejores controles para garantizar la seguridad.

El refuerzo de las medidas electrónicas y humanas es necesario, señala el estudio, para prevenir la integridad del edificio y descubrir a los intrusos. Se ha dado el caso de visitantes del Palau que sin haber sido vistos se han introducido, por error, desde la sala de conciertos hasta las oficinas de dirección, cuyo acceso tuvo que ser blindado con una doble entrada acristalada. Incluso, antes de tomar estas medidas desaparecieron de la zona de dirección aparatos electrónicos sin que nadie advirtiera su hurto. Atraco, hurto, robo, sabotaje y vandalismo son los principales riesgos que apunta el informe, que recomienda la implantación de una estructura de gestión de seguridad que introduzca círculos de seguridad en el edificio.

La vigilancia general de las fachadas del edificio con cámaras de seguridad se considera una medida prioritaria, así como la colocación de obstáculos urbanos para impedir el estacionamiento de vehículos frente al Palau. El estudio recomienda la instalación de sistemas modernos de detección de intrusos, de control de acceso al edificio tanto de las personas que trabajan en él como de los visitantes y espectadores, y necesidad de un centro de control que centralice todas las medidas de seguridad.

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