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Crítica:TEATRO | 'Ella se va'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La maltratada

El maltratador, en este caso, es psicológico. Se ve una bofetadilla que, como es leve, no cuenta, y al final ella derrama sangre por la boca, pero debe de ser simbólico. O deseos del director de que se haga visible, teatral. Hay unas proyecciones que a veces forman parte de la obra, con la misma actriz, y otras se refieren a películas históricas, como Casablanca: el aeropuerto, la despedida. No colijo bien su relación: en aquel caso quizá el maltratado fuera el hombre, Humphrey Bogart, por una Ingrid Bergman que se va con el otro, por el bien de la Resistencia. El problema que tienen estas escenas filmadas es que se llevan la atención del público, el cual se pierde parte de la acción directa.

Ella se va

De Jerónimo López Mozo. Intérpretes: Luis Hostalot, María Isasi, Inge Martín. Escenario de Hernández de Paco. Dirección: Mariano de Paco. Teatro Galileo.

Soy contrario a la palabra "maltratador" en casos particulares: un maltratador es alguien que maltrata permanentemente porque forma parte de su esencia, de su naturaleza. Un hombre maltrata a una mujer: una mujer es maltratada por un hombre, no es maltratada porque su esencia lo exija. En la forma en que están asumidas estas palabras en la expresión actual, pervierten el problema. Hay hombres o mujeres que son maltratadores por carácter, por su "alma", digamos, y otros en que son "casos" y aducen unas explicaciones. Falsas o no: pero siempre brutales. El del drama de López Mozos no parece que se explique mucho: puede ser de su propio sadismo. Está clara la figura de ella: no es una masoquista, sino una mujer que no quiere ser maltratada, que quiere irse, que es secuestrada. María Isasi, que la representa, pone suficiente dolor en su papel, frente a un Luis Hostalot que es un excelente actor, pero que no puede creerse el papel que representa.

La acción, dirigida por Mariano de Paco, es breve y rápida. El escenario, muy sucinto, reproduce dos ambientes simplemente con una mesa en la que está la asistente social, Inge Martín; un sillón que puede ser el duro hogar donde los dos se insultan, y dos puertas en ángulo. La pantalla es grande.

En el estreno había mucha gente de teatro, entre la cual López Mozo tiene mucho crédito, y aplaudieron y gritaron algún bravo.

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