Masip, adiós entre lágrimas
El símbolo del Barça deja el balonmano agobiado por su espalda
Más que una despedida fue un acto de sinceridad. El pasado fin de semana, en Pamplona, se había especulado con la retirada de Enric Masip, el símbolo del Barcelona de balonmano. El propio jugador la confirmó ayer. Lo hizo, a sus 34 años, sólo un día después de ganar la Copa del Rey, en la zona presidencial del palco del Camp Nou, acompañado por su esposa, Rosa; su entrenador, Valero Rivera; sus compañeros de equipo, y el presidente de su club, Joan Laporta.
Sin embargo, su adiós se convirtió en un ejercicio de emociones. Masip decidió explicar la magnitud de la lesión en la espalda que le ha obligado a dejar el deporte profesional para entrar a formar parte del cuadro ejecutivo de la sección azulgrana. "No podía estar en el campo sufriendo y a un nivel que no es el mío. Siempre dije que no me arrastraría. Y no voy a hacerlo", confesó el alma del gran Barça, el que llegó a ganar los siete títulos que disputó en 2000.
Sus problemas surgieron de forma inesperada cuando el 4 de abril de 2001, justo antes de la semifinal de la Copa de Europa frente al Kiel, alemán, se levantó con un pinchazo en el glúteo. "Mi hijo se rio de mí porque tuve que desayunar de pie", comentó Masip. Era una lumbalgia crónica. Un nervio pinchado por un disco de la columna vertebral que afectaba su movilidad y le dejaba sin fuerza en un pie.
Se operó a los tres días de una hernia discal y algunos doctores le anunciaron que difícilmente podría seguir jugando. "No me resignaba", continuó. Trabajó a destajo para recuperarse y aquello le permitió jugar ya en la pretemporada, aunque arrastrando el pie. "Y pasando incluso vergüenza en algunos momentos", resaltó.
Volvió con fuerza en 2003: fue el mejor central del Mundial de Portugal y ganó con el Barça la Copa EHF y la Liga. Pero los problemas estaban ahí: "Al final, Valero me dijo que estaba poniendo en peligro mi integridad física. Quise seguir, pero en enero llegó otra crisis. No podía continuar. Mi espalda me lo impedía".
Renunció a los Juegos Olímpicos de Atenas, y ofreció su último servicio al Barça jugando la Copa. Se ganó el título. Ha sido el 53º de su brillante carrera, adornada con dos medallas europeas con la selección, seis Copas de Europa, ocho Ligas y seis Copas del Rey: "En el Barça me he formado. Aquí conocí a Rosa, me casé, tuve a mis hijos... Me he sentido como en casa", concluyó entre lágrimas; "he estado con el mejor entrenador del mundo, Valero, y los mejores jugadores. Me he sentido querido".
Laporta le agradeció su profundo sentimiento azulgrana: "El club sabrá agradecerte que te hayas dejado la espalda por él".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.