Cerco a Scolari
Portugal duda de su selección al mando del campeón con Brasil
Tan sólo fue una inocentada digna del 1 de abril, fecha tradicionalmente reservada para las bromas en Portugal. Pero a Luis Felipe Scolari, el seleccionador nacional, de sonrisa nada fácil, no debió de hacerle gracia. Un periódico luso publicó que el brasileño había dimitido tras la derrota (1-2) que la selección portuguesa cosechó ante la italiana en su partido amistoso del pasado miércoles en Braga.
El bulo tuvo más repercusión fronteras afuera que en el país que acogerá la próxima Eurocopa. Los más críticos aseguraban, no obstante, que a Scolari no le faltarían motivos para plantearse su continuidad, dados los malos marcadores registrados y el mal juego exhibido. Se basan en que Portugal ha disputado en los últimos 13 meses seis encuentros contra equipos que estarán en la fase final y no ha ganado ninguno: derrotas frente a Italia y España y empates contra Grecia, Holanda e Inglaterra.
La 'generación de oro', con Figo y Rui Costa al frente, sigue siendo la referencia del equipo
Scolari aterrizó en la selección en enero de 2003 con el aura de campeón del mundo en 2002 con la brasileña, plagada, eso sí, de grandes futbolistas. Los directivos de la federación suponían que aguantaría bien la presión de diez millones de ilusionados ciudadanos, ya que había resistido la de 110 millones de enfebrecidos brasileños. Pero los síntomas no invitan al optimismo.
Hoy día, el equipo sigue teniendo como referencias en el ataque a los veteranos de la llamada generación de oro, con Figo y Rui Costa a la cabeza y acompañando al goleador Pauleta. Alrededor de ellos, fijos para Scolari, hay varios jugadores, como Deco o Simão, que no están alcanzando el buen rendimiento que tienen en sus respectivos clubes.
Pero lo más preocupante es la falta de estilo de un conjunto que no parece tener muy claro a qué juega, con un fútbol demasiado acelerado y poco conveniente a sus mejores individualidades. La falta de gol es alarmante en las últimas citas. Un problema, claro, que no sólo afecta al cuadro nacional, ya que el campeonato portugués presenta esta temporada la media de tantos más baja desde hace diez años.
También en la línea defensiva le llueven los quebraderos de cabeza a Scolari. "Nos meten goles de los que ya no existen", comentó tras ver cómo el italiano Miccoli marcaba de córner directo en el último amistoso. El portero, Ricardo, del Sporting de Lisboa, quedó desolado tras ver el balón en la red mientras la prensa reclama la convocatoria urgente del ex barcelonista Vitor Baía, del Oporto, cuyo presidente, Pinto da Costa, que mantiene unas pésimas relaciones con la federación, ha cargado con dureza contra el seleccionador por su escaso criterio, a su juicio, al hacer sus convocatorias y sus alineaciones.
Scolari se tomó unas vacaciones en Brasil tras la derrota frente a Italia y, cuando le llegaron los ecos de la inocentada sobre su dimisión, se lo tomó con filosofía: "Me pareció algo divertido. Soy una persona de buen humor a pesar de lo que indique mi fea cara".
Quizás tenga en la memoria la figura de otro técnico brasileño, Otto Gloria, que fue el objetivo de afiladas críticas justo antes de llevar a Portugal a su mayor éxito: el tercer puesto en el Mundial de Inglaterra, en 1966.
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