La seguridad y... las huelgas

"Todo son dolores de cabeza. Transportes, urgencias médicas, seguridad...". Nuno Magalhães, secretario de Estado de Interior portugués, se desahogaba así ante los periodistas en febrero. Ahora, dos meses después, el 11-M de Madrid ha añadido el terrorismo a las sombras que se ciernen sobre la Eurocopa, que se disputará en junio.

Pero es que, oportunismo obliga, las fuerzas policiales han amenazado estos días con ir a la huelga en plena competición y la Asociación Internacional de Aerolíneas ha anunciado que podría boicotear los vuelos a Portugal en ese periodo por no concordar con algunas normas de seguridad.

Portugal suspenderá el Tratado de Schengen durante el campeonato, ha llegado a acuerdos con las policías de los países de las selecciones participantes para acompañar a sus hinchas, está impartiendo una formación especial a 14.000 agentes y los reforzará con 900 más, se ha gastado 16,5 millones de euros en mejorar su equipación y la OTAN vigilará su espacio aéreo.

Pero estos esfuerzos podrían chocar contra las protestas sindicales. Los trabajadores del Servicio de Extranjeros y Fronteras -se esperan 1,7 millones de visitantes, de los que 0,5 no irán a los estadios- han planteado un paro total durante una semana de junio si el Gobierno no les paga los 2,5 millones en horas extras que les debe.

También la Asociación de Profesionales de la Policía aprieta las clavijas. Desde 2002 está enfrentada con el ministro de Interior, Figueiredo Lopes, al que acusa de no recibirla y mentir sobre el alcance verdadero de su preparación para el torneo.