Los guardabosques del futuro
El Centro de Capacitación Forestal de Cazorla forma a especialistas de todo el país
Antonio Hernández, Francisco Javier Caja y José Alcalá tienen entre nueve y 11 años y como sus compañeros del taller de Medio Ambiente de Torreperogil (Jaén) han cambiado las clases del colegio por un aula al aire libre ubicada en el Centro de Capacitación y Experimentación Forestal (Cedefo) de Vadillo Castril, en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Junto a los tres niños, otros 300 alumnos de secundaria, bachillerato y escuelas talleres de la provincia se han dado cita, recientemente, en uno de los centros pioneros en formación medioambiental para conocer de primera mano los oficios relacionados con la Naturaleza.
Para ello, los 60 alumnos que estudian en el Cedefo organizaron una feria de talleres medioambientales con el objetivo de "dar a conocer la importancia de cuidar y respetar la naturaleza que nos rodea", cuenta Moisés Guerrero, estudiante onubense del ciclo superior en Gestión y organización de los recursos naturales y paisajísticos en el Cedefo y encargado del taller de pesca. "Aquí les enseñamos las especies que se pueden pescar, cuándo y la talla legal mínima", añade Guerrero, mientras advierte a un grupo de chavales de que la trucha común, está en peligro por la contaminación de las aguas de pantanos y ríos.
Alrededor de 60 alumnos asisten a cursos sobre los oficios medioambientales
En el taller de la Memoria de los árboles, a Antonio Hernández le han explicado que en el mismo parque natural existen unos árboles, los tejos, que tienen más de 2000 años. Entre los alumnos que dirigen este taller, se encuentra Ana Belén Lucha, una de las 11 jóvenes que se preparan en el Cedefo. La jiennense de 17 años, enfundada en su mono amarillo, demostró a los niños no sólo cómo se deben talar los árboles sino cómo pueden ser leídos. "Cada anillo del tronco es un año de vida y cuando están muy concentrados significa que durante esos años hubo sequía o una plaga que afectó al crecimiento del árbol", explica uno de los niños.
Entre las actividades organizadas, los chavales trabajaron en los viveros del centro, fabricaron sus propias velas con cera de abeja y alcohol de romero y, además, los chavales pudieron subirse a los grandes camiones amarillos, con capacidad para más de 4.000 litros de agua, que se utilizan para la extinción de incendios.
Las jornadas, organizadas por la Consejería de Medio Ambiente, también se aprovecharon para presentar una veintena de cursos específicos destinado a técnicos y expertos que deseen ampliar su formación. Entre otros, algunos como el de Flora silvestre, Maquinaria para la prevención y extinción de incendios o Viveros forestales y micorrización. Según señala su director, Miguel Ángel Ruiz, el centro jiennense se ha convertido en todo un referente, "no sólo por su ubicación estratégica, sino por la experiencia acumulada en los últimos 60 años".
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