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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cierre de la Librería Antonio Machado

El cierre en abril de la Librería Antonio Machado de Sevilla debiera hacer pensar que las calles y la historia de una ciudad la conforman los establecimientos asentados durante generaciones. Quizá ese lugar que ha sido durante 35 años foco cultural y una de las ínsulas del progresismo sevillano lo pueda ocupar ahora ¿tal vez una inmobiliaria o un establecimiento con más demanda comercial?

A un par de metros de la calle Álvarez Quintero tenemos un ejemplo mismo de este proceso: la calle Sierpes hace tiempo perdió su encanto para convertirse, con sus tiendas fashion, en una calle más de las que existen en Roma, Berlín o Atenas. La globalización tiene sus ventajas, pero también inconvenientes; una librería como la Antonio Machado no puede competir de igual a igual con las emergentes franquicias por un lado, y grandes almacenes e hipermercados por el otro, estos últimos con mayor capacidad en los márgenes de precios, movidos por best seller y libros más comerciales, y desplazando al gran público del acercamiento a los clásicos y literatura especializada. Allí lo mismo da meter en el carro unas natillas, unos slips y una garrafa de 5 litros de aceite de oliva junto a unos cuantos libros que tienen de oferta.

Quiero pensar en la convivencia entre David y Goliat, cada uno con su demanda y clientela. Sin embargo, estas pequeñas librerías debieran estar más protegidas frente a las franquicias del ramo, grandes superficies y al cada vez más consolidado Departamento de Libros de El Corte Inglés.

Tan ávido lector de novelas de caballería era don Quijote que puede que estuviera en lo cierto, pues hoy por hoy yo sí que no distingo si lo que veo son molinos de viento o gigantes: "Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquello que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas por el viento hacen andar la piedra del molino" (...) "Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra más que otras están sujetas a contínua mudanza; cuanto más que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros, ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento (...)". Miguel de Cervantes, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, (1605), Cap. VIII.

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