"Nunca tuve amigos en mis equipos"
Fabio Capello, de 57 años, se sienta de lado sobre un sofá verde y responde a las preguntas en el correcto castellano que practica en sus vacaciones de Marbella, donde posee una casa. Se relaja, pero no del todo. Su cuerpo es menudo, grande la cabeza, y los ojillos azules brillan cuando le divierte el asunto. Si se le pregunta de qué equipo era de pequeño, por ejemplo. De la Juve, responde. Es martes en Trigoria, lugar de entrenamiento del Roma, dos días después de que un rumor de los tifosi suspendiera el derby romano entre el Roma y el Lazio. Capello sigue pareciendo un hombre fuerte y orgulloso que ha devuelto al Roma el prestigio perdido desde principios de los años 80. Su equipo, sin embargo, se ha desinflado en las últimas semanas: cayó ante el Villarreal en la Copa de la UEFA y ayer perdió ante el Bolonia (1-2), alejándose del Milan.
"He llegado a las manos con dos jugadores. Uno fue Gullit. Y el otro... no se dice"
Pregunta. ¿Se va a ir del Roma?
Respuesta. Me gustaría que apareciera una nueva oportunidad de entrenar en el extranjero; sobre todo, en Inglaterra, para tener una nueva experiencia. Pero tengo un año más de contrato en el Roma.
P. ¿Cómo afecta al equipo la grave crisis económica del club?
R. Hasta ahora los jugadores han sido muy profesionales.
P. ¿Con problemas de cobro?
R. Sí, claro; todo el mundo lo sabe. Por eso tienen más mérito. Se dice que los jugadores sólo piensan en el dinero, pero con nuestro ejemplo se ve que no es cierto.
P. ¿Cómo se explica la suspensión del derby romano?
R. Fue una locura. Era un momento muy peligroso porque las aficiones de los dos equipos, juntas, habían dicho que, si seguíamos jugando, entraban en el campo.
R. A los problemas económicos se unió la suspensión del derby, que ha sido otro golpe muy duro. No tenemos una salud de hierro.
P. ¿Qué opina del decreto salvacalcio, parado de momento por Bruselas, de Silvio Berlusconi?
R. Es justo. No es un regalo del Gobierno, sino que los impuestos, en vez de pagarlos en un año se pagarían en cinco.
P. Usted ha entrenado a tres grandes: el Milan, el Madrid y el Roma.
R. Pero el Roma no era grande cuando yo llegué. La hemos hecho. Hacía muchos años que no ganaba nada, desde el 83 [Capello conquistó el scudetto en 2001, el tercero del club]. Después, en el Madrid, ganamos la Liga y el año anterior no se había clasificado ni para la Copa de la UEFA.
P. ¿Tuvo demasiado fácil llegar a dirigir al Milan?
R. No. He subido toda la escalera. Cuando dejé de jugar, a los 35 años, entrené a los juveniles del Milan hasta los 40. Después me paré cuatro años: estuve de directivo en el Milan y otros deportes. Y, después, cuatro años de asistente de Liedholm antes de que Berlusconi me llamara.
P. Debe de molestarle que se recuerde el Milan de Arrigo Sacchi mucho más que el suyo pese a que usted logró más títulos: cuatro Ligas y una Copa de Europa.
R. No me molesta. Sacchi fue un revolucionario. Le dio una vuelta al fútbol: por la presión arriba, el fuera de juego...
P. ¿Es el equipo que mejor ha jugado en los últimos 20 años o prefiere el Barça de Cruyff?
R. No. Me quedo con el Ajax en el que jugaba Cruyff. El Milan de Sacchi forma parte de un ciclo muy bueno de ocho años completado con mi etapa. ¿El Barça de Cruyff? Era más de toque. El Milan tuvo jugadores de una fuerza y una velocidad tremenda: Gullit, Van Basten, Rijkaard...
P. Aquella final de la Copa de Europa de 1993, en la que su Milan aplastó al Barça de Cruyff (4-0), levantó sospechas sobre el posible dopaje de sus jugadores.
R. Es la primera vez que me dicen esto. Si no sabe perder..., la gente inventa cosas. Lo que pasó fue que el Barça pensaba que era superior y llegó relajado; nosotros, en cambio, teníamos hambre y luchamos muchísimo.
P. Pero la diferencia fue abismal.
R. Eso es una pregunta para ellos, que creían tenerlo todo hecho, hasta el festejo preparado.
P. Berlusconi ha dicho que, en los últimos 18 años, él ha hecho las alineaciones del Milan. ¿También las suyas?
R. Nunca. Cuando yo entrenaba, él trabajaba mucho en política y no tenía tiempo [risas].
P. ¿Cómo es el estilo Capello?
R. Trabajar seriamente para mejorar todas las cosas. No entrenar por entrenar. Mejorarlo todo: la organización del club, el equipo... Es un mosaico.
P. En España se le acusó de practicar un fútbol militarizado.
R. ¡Pero si mi sistema, después, lo han copiado todos! Los resultados se han visto después. Hacía mucho tiempo que los equipos españoles no ganaban nada y empezaron a ganar. Dejamos un camino hecho: Capello, Sacchi, Ranieri... Cuando trabajaba en la Ciudad Deportiva, muchos entrenadores venían a informarse. Los técnicos españoles son muy listos y a la calidad de sus jugadores han añadido otras cosas. Antes tocaban mucho el balón y lo dormían; ahora lo tocan para irse arriba. Y ésta es la diferencia actual: los italianos se van arriba demasiado rápido.
P. ¿Cómo ha cambiado el Madrid?
R. Mucho. Ahora es un equipo de monstruos, de jugadores formidables. Pero... ¡ojo! Tiene su punto débil: la defensa. Los equipos se hacen como las casas, de abajo arriba.
P. ¿Su favorito para la Copa de Europa: el Milan o el Madrid?
R. El Milan, porque no tiene puntos débiles. Y porque hace cambios sin bajar el nivel.
P. ¿Mantiene la amistad con algún jugador del Madrid?
R. No. Nunca he tenido amigos en mis equipos. Yo soy entrenador y ellos jugadores. Siempre mantengo las distancias.
P. ¿Es orgulloso?
R. Depende de en qué sentido lo diga. Lo que más me gusta es el respeto.
P. ¿Cómo fue su infancia en Pieris?
R. Mi papá era maestro de escuela, pero mi tío Tortul jugó en la selección italiana. A los 15 años me fichó el Spa de Ferrara. A los 20 me fui al Roma y estuve tres años; seis en la Juve y cuatro en el Milan. Jugué en la selección del 70 al 75. Yo era un regista, un director de orquesta, como De Rossi [joven jugador del Roma].
P. ¿Su equipo depende demasiado de Totti?
R. Para nosotros es como Zidane para el Madrid o Kaká para el Milan, pero un equipo no debe depender de un jugador.
P. ¿El mejor del mundo?
R. Depende del momento y de la condición física.
P. ¿Cuál es su relación con el temperamental Cassano?
R. Cassano es Cassano, un chaval con un gran talento.
P. ¿Con cuántos jugadores ha llegado a las manos?
R. A las manos..., con dos. Con Gullit una vez.
P. ¿Y el otro?
R. El otro no se dice.
P. Di Canio cuenta en su autobiografía que se pegó con usted.
R. No; con Di Canio no.
P. ¿Qué es lo que más le gusta de España?
R. La tranquilidad y la filosofía de la gente, su modo de vivir y el respeto que tiene.
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