El teatro celebra su día como fuente de todas las artes
Los datos en España son moderadamente optimistas: en cuatro años se ha incrementado en un 6% las funciones, un 11% los espectadores y un 45% la recaudación
La dramaturga egipcia Fathia el Assal fue encarcelada por hacer suyos los postulados políticos de su marido; escribió una obra de gran éxito, Prisión para mujeres, y ha sido este año la encargada de hablar de parte de todos los cómicos en el Día Mundial del Teatro, que se celebró ayer. "El teatro es el padre de todas las artes", dijo. "Estoy convencida de que el escritor teatral se distingue por su sentido de la nobleza humana. Su mensaje puede así ayudar a las gentes a superarse a sí mismas, a liberarse de cuanto las abruma y explota con el fin de conquistar una cierta dignidad". El Assal responde a quienes piensan que la mujer no sirve para la dramaturgia: "La mujer, que durante nueve meses lleva en su seno una vida nueva, es también capaz de crear una obra de teatro sólida y coherente; a condición, naturalmente, de que sea autora dramática".
"Con las franquicias se autorizan espectáculos foráneos que no dan ningún beneficio"
"En los periódicos de los años 20 y 30 ya se hablaba de la crisis del teatro, y no se muere"
En Madrid, 10 obras suman 1,2 millones de espectadores, un 40% del total
En los teatros de toda España también se leyó el manifiesto de Fathia el Assal. Desde el Museo Nacional del Teatro, inaugurado en febrero en Almagro (Ciudad Real), lo hicieron la actriz María Fernanda D'Ocón y el productor Enrique Cornejo ante la estatua dedicada a Valle-Inclán en el paseo de la Castellana de Madrid. Como cada año, se puso sobre la obra del dramaturgo una bufanda blanca. Se concedieron Alfileres de Bufanda al autor Luis Riaza, al productor Álvaro Luis, al actor Manuel Tejada y al director Manuel Canseco.
No muy lejos, en el pueblo madrileño de Valdemoro un grupo local representó Cabaret
. La recaudación será para las víctimas de los atentados del 11-M. Y, entre otros actos, se inauguró el Centro de Recursos Teatrales de Bilbao.
Los actores han hecho en los últimos meses oír su voz contra la guerra de Irak o el Prestige, y en Cataluña quisieron recordarlo en su propio manifiesto: La resta ja no és silenci
(El
resto ya no es
silencio). "Un murmullo de pensamientos ha sido seleccionado de entre distintos textos extraídos del teatro, de los diarios, de la poesía más combativa, para enfrentarlos al ruido", afirman en el texto. Porque, en su opinión, "no ha habido palabras o pensamientos inteligibles por parte de nuestros adversarios declarados, sino ruido, mucho ruido".
Con independencia de la repercusión social de lo dicho y hecho por los artistas, los datos que ofrece un estudio del Centro de Documentación Teatral, dependiente del INAEM, resultan esperanzadores. En la temporada 2002-2003 en Madrid se ha superado los tres millones de espectadores, y en Barcelona, los 2,2 millones. "Las cifras hay que mirarlas respecto a hace tres o cuatro años. Y respecto a la temporada 1999-2000 hay un 6% más de funciones, un 11% más de espectadores y un 45% más de recaudación", dice Julio Huélamo, director del organismo.
Huélamo habla con cierta ironía: "En los periódicos de los años veinte y treinta ya se hablaba de la crisis del teatro. Es como el enfermo que está mal de salud pero nunca se muere". A su juicio, "los indicadores señalan cierta bonanza", y deja claro que no hay ninguna relación entre la crisis del cine y la estabilidad del teatro: "Son dos modelos de producción distintos".
El analista resalta que hay un fenómeno de concentración. Y pone un ejemplo: "En Madrid, 10 espectáculos suman 1,2 millones de espectadores, un 40% del total". Éstos fueron El fantasma de la
ópera, My fair
lady, 5
mujeres.com, La cena de los
idiotas, Mariana
Pineda, ¡Se
quieren!, Art, Mayumaná, Tanguera y Confesiones de mujeres de 30.
A Ana Diosdado, presidenta de la Sociedad General de Autores, los datos no le convencen y denuncia un "abandono sistemático" del teatro en España por parte de los gobiernos. Decía Lorca que un pueblo que no ayuda y fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo. Esa premisa, piensa Diosdado, es aplicable a España. Aunque matiza: "Este pueblo no está moribundo, y lo demuestra cada vez que lo llevan contra las cuerdas". "Nuestro teatro, como el teatro en general a través de los siglos, no es un simple entretenimiento, y ganará la batalla de los que insisten en que desaparezca o en convertirlo en tal, que vendría a ser lo mismo", reflexiona.
Los musicales se llevan la palma en Madrid y el estreno de las superproducciones Cats
, Cabaret o Queen les va a mantener en cabeza. La pasada temporada su parte del pastel supuso el 41,41% de los 74,5 millones recaudados en los teatros de la capital. El elevado precio de sus entradas explica en parte que se recaude un 45% más que en la temporada 1999-2000. A los analistas les preocupa que el público se canse de los musicales y la burbuja que se ha creado estalle.
Diosdado arremete contra el género musical: "Con ese sistema de franquicias se autorizan espectáculos foráneos que ocupan nuestros locales y que no dan ningún beneficio a nuestro mercado ni a nuestra propia cultura musical y escénica". Pese a sus quejas, los proyectos son cada vez más ambiciosos en Madrid y CIE-Stage Holding tiene en mente la construcción del teatro Príncipe Pío con una inversión inicial de 25 a 30 millones de euros.
En Barcelona, por contra, los musicales están de capa caída y recaudan un 10% de los 43,5 millones de euros totales en artes escénicas en la ciudad. De hecho, los dos primeros musicales ocupan el sexto lugar (Gaudí) y el séptimo (Poe), en número de espectadores. En cabeza, Sit, con 140.000 personas, seguido por
¡Mamaaá!, Pel davant i pel
darrea, 5 mujeres.com y Esmoquin.
"Los espectáculos sin texto se han incrementado y van muy bien. Sit, de Tricicle, arrasó, y Mayumana ha sido un bombazo", explica Huélamo. "Y hay también una recuperación de textos afamados. No sólo de clásicos como Calderón y Lope, sino de dramaturgos del XX como Buero Vallejo, Casona o Fernando Fernán-Gómez", añade.
De la concentración de espectáculos las salas alternativas salen indemnes. Representan un 21% de las obras de Madrid y algo más, un 25%, en Barcelona, y sin embargo tan sólo recaudan del total un 1,58% y un 1,65%, respectivamente. Son minoría, pero como todo teatro, en palabras de El Assal, es "una luz que ilumina la mente, que afirma la unión orgánica con el espectador".
Babelia
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