BIBLIOGRAFÍA
Conocido como prosista desde 1927, Juan Gil-Albert esperó hasta 1936 para publicar sus primeros libros poéticos: Misteriosa presencia, de un homoerotismo enmascarado en una sintaxis barroquizante, y Candente horror, ejemplo de poesía revolucionaria. Durante su destierro mexicano, el excelente poeta que era se reveló en Las ilusiones (Buenos Aires, 1944). El libro pasó inadvertido en España, lo mismo que su autor a su regreso en 1947. Veinticinco años después se produjo su redescubrimiento cuando publicó la antología Fuentes de la constancia (Ocnos, 1972), reeditada por J. C. Rovira (Cátedra, 1984). Desde entonces su poesía fue creciendo, hasta la aparición de Obra poética completa (3 volúmenes,Institución Alfonso el Magnánimo, 1981): una reunión incompleta, pese al título, con variantes textuales al tuntún y puntuación poco fiable. La Antología poética preparada por Guillermo Carnero (Consell Valencià de Cultura, 1993) es, en cambio, impecable. En estos días la editorial Pre-Textos dará a la luz su Poesía completa, al cuidado de María Paz Moreno. Aleluya. Si, como poeta, Gil-Albert conecta con el 27, y en concreto con el Cernuda posterior a Invocaciones, como prosista está lastrado por el decadentismo de sus orígenes. La eclosión de publicaciones a rebufo de Fuentes de la constancia culminó en la Obra completa en prosa (12 volúmenes, Institución Alfonso el Magnánimo, 1982-1989), que ofrece de él una imagen que desborda su inicial neomodernismo y cristaliza en un pensamiento aforístico aunque no sentencioso, cuyo estilo es "más de clavecinista que de conductor de orquesta", según precisó en una dedicatoria a Fernando Ortiz. Tras su muerte, Pre-Textos ha editado o reeditado, junto al Instituto Juan Gil-Albert, títulos como Breviarium vitæ (1999), Heraclés (2001) y La mentira de las sombras (2003). Al interés que despertó en el último cuarto del siglo XX responden los homenajes de revistas y libros colectivos: Calle del Aire (1, 1977), Canelobre (33 34, 1984), Ánthropos (110 111, 1990), Homenaje a Juan Gil Albert (edición de R. Bellveser, Ayuntamiento de Valencia, 1991) y El Mono Gráfico (9, 1996). Para el próximo otoño se anuncia un congreso sobre su figura en Alicante. En él se hablará de la vigencia de un autor que, por un quítame allá estas canas, falseó su fecha de nacimiento, lo que le hizo rebasar el marco cronológico del 27 y descarrilar, ay, de la historia de la literatura, tan compartimentada en cajones, cangilones, promociones y generaciones. Lacerias de nuestro pequeño mundo.
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