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Una empresa de 'tragaperras' se implica en la atención a ludópatas

Recreativos Franco cede 120.000 euros para construir un centro

Que las máquinas recreativas o tragaperras provocan adicción es un hecho incuestionable, pero que una empresa que se dedica a construirlas se implique en un proyecto de rehabilitación para ludópatas no es tan frecuente. Recreativos Franco aportó ayer 120.000 euros a la Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación (Acojer) para la construcción de un centro de tratamiento de adictos al juego.

El director general de Espectáculos Públicos y Juegos de la Junta, José Antonio Soriano, destacó que es la primera iniciativa de este tipo en España. La aportación entregada por el presidente de Recreativos Franco, Joaquín Franco, se destinará a la restauración en el antiguo Hospital Militar de Córdoba, donde se creará un centro de rehabilitación de ludópatas para las 230 personas que Acojer trata en Córdoba.

Soriano confió en que cunda el ejemplo, aunque entre los planes del Gobierno andaluz no está obligar a estas empresas a que se impliquen -como ya hizo con la fiscalidad ecológica en el sector ambiental- en resarcir los efectos perjudiciales que provoca el juego. Según el director general, entre el 1% y el 2,5% la población es adicta al juego.

Soriano recordó que el juego privado es uno de los sectores que más gravámenes fiscales tiene, lo que genera unos 300 millones de euros anuales a la Administración. El Gobierno andaluz destinó en 2003 el 0,33% de esta recaudación (un millón) a luchar contra la ludopatía a través de asociaciones. El director general no descartó la creación de una fundación pública en la línea del convenio firmado ayer en Córdoba.

El presidente de Acojer, Pablo Durán, agradeció la aportación que financiará sólo una parte de la obra. Durán dijo que la ludopatía afecta a un 3% de la población, por lo que en España "hay un millón de familias que sufren sus consecuencias". El presidente de Acojer, ex adicto al juego, mostró su rechazo hacia esta actividad, aunque se mostró respetuoso con la ley, que sí la permite.

Joaquín Franco, cuyas máquinas recreativas se exportan a todo el mundo, dejó claro que la aportación no es un ejercicio para limpiar su conciencia. La finalidad de las máquinas es "entretener", dijo. Si una persona echa 20.000 monedas en una tragaperras, la probabilidad de que acabe el juego con el mismo dinero con el que empezó es del 75%, según la normativa.

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