El gran intérprete de Shostakóvich
La última presencia de Mstislav Rostropóvich en la temporada de Juventudes Musicales se celebró en el Teatro Real con asistencia de la reina Sofía. Tras un minuto de silencio por las víctimas del reciente atentado terrorista, Rostropóvich, en su faceta de director, inició el programa con Leonora III, una de las obras dedicadas por Beethoven al tema de la libertad y al problema de su negación. Después, el grande y completo músico que es Rostropóvich (que el próximo día 27 cumplirá en plenitud los 77 años), al frente de la Orquesta Arturo Toscanini, se identificó plenamente con el joven violinista moscovita Serguéi Krilov, en el Concierto en re mayor de Beethoven, para lograr una interpretación en línea con las mejores tradiciones por grandeza, mesura, serenidad, lirismo, respiración, naturalidad e intensa belleza.
Juventudes Musicales de Madrid
Orquesta Filarmónica A. Toscanini. Director: M. Rostropóvich. Solista: S. Krilov. Obras de Beethoven y Shostakóvich. Telefónica, EL PAÍS, INAEM, Comunidad. Auditorio Nacional. Madrid, 22 de marzo.
Los tres elementos -maestro, solista y Filarmónica Toscanini- actuaron con muy alta calidad y desentrañaron uno de los grandes "conciertos-reyes" del repertorio violinístico protagonizado ahora por Serguéi Krilov, joven y tempranamente maduro, formado con Kogan, por una parte, y de Accardo, por otra. Gran premio en los concursos internacionales Antonio Stradivari, de Cremona; Fritz Kreisler, de Viena, y Viotti, de Vercelli, Krilov enriquece la brillante pléyade violinística del momento.
Fuera de serie
En la segunda parte, Rostropóvich hizo una versión absolutamente fuera de serie de la Sinfonía nº 10 de Dimitri Shostakóvich, compositor del que Rostropóvich ha demostrado una y otra vez un conocimiento que va más lejos de cualquier ponderación.
Se trata, ni más ni menos, de darnos esclarecida la última verdad de cada partitura, que en el caso de la Sinfonía en mi menor simboliza el mensaje individual e íntimo del autor.
De ahí, quizá, la aparición insistente del tema formado por las notas indicativas del nombre del compositor (D. Scho) según la notación germánica (D=Re/ Es=Mi bemol/ C=Do y H=Si). Rúbrica sonora identificativa usada en otras partituras, sobre todo en una tan autobiográfica como el Cuarteto número 8 en do menor (1960). Todo parece claro en la traza y continuidad de Shostakóvich y, sin embargo, tras el juego de grandes contrastes, la introspección desolada de largos pasajes, la oposición de luces y sombras, se esconden secretos que el maestro iluminó con potencia y expresividad.
El éxito acompañó a todos y los filarmónicos de Reggio Emilia confirmaron la impresión excelente de anteriores visitas. Éxito total.
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