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Reportaje:TEATRO

La vida aquí abajo

Javier Vallejo

Cuando los caminos que conviene seguir están asfaltados y bien asfaltados, da gusto encontrar a alguien que goza lanzándose a campo traviesa y poniéndose de barro hasta las rodillas. Sabedor de que muchos gente no va al teatro porque el teatro no cuenta cosas que les toquen de cerca, Marc Martínez, que tenía su carrera de actor bien encauzada, decidió convertirse en productor y director de Suburbia, de Eric Bogosian, obra que, estaba seguro, no dejaría indiferente a nadie. Él la había visto en 1994, durante unas vacaciones en Estados Unidos, pero, cuando consiguió dinero para montarla, nueve años después, se dio cuenta de que necesitaba cambiarla de cabo a rabo para que hablara de lo que está pasando aquí ahora y para quitarle cierto dramatismo peliculero. No le dio vértigo reescribirla, encontró un coproductor y un mecenas, se embarcó en cuatro meses de ensayos (el triple de lo habitual) con actores, en su mayoría, muy poco conocidos, y dio la campanada: Super- Rawal se convirtió en el montaje revelación de la temporada pasada en Barcelona, y lo será la que viene en Madrid si sus productores encuentran teatro donde hacer temporada, que no es fácil, porque esta ciudad es hoy por hoy un cuello de botella.

Super-Rawal narra una noche trágica en la vida de un grupo de jóvenes del Raval, barrio barcelonés donde nació Marc Martínez y escenario de la gran operación urbanística a corazón abierto retratada por José Luis Guerin en la película En

construcción. Algunos de ellos pelean por ocupar un lugar en el mundo, otros están a punto de tirar la toalla, y todos tienen algo de clowns y no poco de héroes trágicos: como los protagonistas de La taberna fantástica, de Alfonso Sastre, y de La camisa, de Lauro Olmo, dos grandes sinfonías de arrabal que resuenan en los mejores momentos de esta función. Bibi, por ejemplo, es una ex heroinómana que necesita imperiosamente un punto de apoyo para seguir adelante. "Tú ya no te metes nada, no, Bibi?", le pregunta Jordi, novio de su amiga Chus. "Que va. Si tengo un diploma y todo. Ahora ya puedo morirme de asco con tranquilidad". Los diálogos, escritos por Martínez y Miguel Casamayor, parecen cazados al vuelo por las esquinas: "¿Tú eres feliz?", le pregunta la mánager argentina del Chino, un chico que salió del barrio y triunfó como cantante, al Fernan, un tipo agresivo, sin trabajo, que está a verlas venir: "¿Feliz? ¿Pero tú de que vas?".

Marc Martínez y sus colaboradores

han hecho un trabajo afortunadamente fuera de moda: la escenografía de Xavi García es corpórea, neorrealista; las luces de Kilo Planes sirven para que se vea bien a los actores, sin perder la sensación de noche; las unidades de lugar, tiempo y acción se respetan escrupulosamente, y el ritmo de lo que sucede es abrupto, sincopado. Todo está al servicio de la interpretación de un cuadro de actores compacto y, sin embargo, lleno de singularidades. Duna Jové clava el papel de la rubita yonqui que parece no enterarse de nada, pero que está al cabo de todo. Jordi Pérez, un actor que saca toda la energía de sí mismo, hace muy bien el papel del Sito, un chico hiperactivo, práctico, que no se rompe la cabeza por nada: el verdadero augusto de la función. Pero quien se lleva el gato al agua es Andrés Herrera, el Fernan, un tipo que de dar una simpática palmadita al Chino en la espalda pasa a amenazarlo violentamente, con la velocidad con que Jean-Louis Barrault salta de la piel de Jeckyll a la de Hyde en su versión fílmica de la obra de Stevenson. Herrera es un actor de una pieza que aparenta espontaneidad absoluta: repite este juego una y otra vez, y todas sorprende al espectador como si fuera la primera. Sara Desirée, Isak Férriz y Joan Negrié, que sustituye a Iván Morales, interpretan a los chicos del barrio, Ruth Raulí a la mánager del Chino, Hamid Krim al paquistaní dueño de la tienda que da título a la comedia y Mehroz Arif a Pakeeto, su primo.

Super-Rawal. Avilés. 26 de marzo, Teatro Palacio Valdés. Salamanca. 27 de marzo, Teatro Liceo. Gavà (Barcelona). 2 de abril. Auditori Joan Maragall.

Una escena de 'Super-Rawal', de Marc Martínez.
Una escena de 'Super-Rawal', de Marc Martínez.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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