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'El Polaquito' abre una semana de cine y derechos humanos

Maribel Marín Yarza

Cada día pasan un millón de personas por la estación de tren Constitución de Buenos Aires y cada día, dice el cineasta argentino Juan Carlos Desanzo, miran para otro lado cuando se cruzan con los niños de la calle. "Yo fui uno de ellos", confesó ayer en San Sebastián. Por eso y porque las cifras son insoportables -más de 90 millones de menores carecen de hogar en todo el mundo- ha vivido obsesionado con la idea de llevar esta cuestión al cine. El año pasado, esa fijación tomó cuerpo: se llama El Polaquito, se estrenará en abril y hoy abre los segundos Encuentros de Cine y Derechos Humanos de la capital guipuzcoana, que fomentarán durante una semana el debate con el pase de 26 películas, incluyendo nueve cortos, y la organización de exposiciones.

El Polaquito, premio del Público en el último Festival de Toulouse (Francia), narra la historia de un chico de la calle que se gana la vida cantando tangos en los trenes que paran en Constitución. Conoce a una prostituta, se enamora de ella y trata de rescatarla de una red mafiosa. La película, basada en hechos reales, se proyectó en el último Festival de Cine de San Sebastián, y en el de Montreal, donde Marina Glezer -la única, entre sus protagonistas, no salida de la calle- ganó el premio a la mejor actriz.

Ha tenido una buena acogida, pero fuera de su casa. "El público de nuestro país no quiere ver la basura que le rodea", lamentó Desanzo. "Prefiere las películas livianas, ligeras, comedias intrascendentes". Por eso, para el cineasta no es baladí el hecho de inaugurar unos encuentros de cine y derechos humanos. "Uno no hace películas para satisfacerse. Todos los artistas somos testigos de nuestro tiempo y fieles intérpretes de las angustias de nuestra sociedad", dijo.

Debate

Los Encuentros, que se celebrarán hasta el próximo día 26 en el Teatro Principal, son una muestra más del empeño del Ayuntamiento por convertir San Sebastián en un referente en la defensa de los derechos humanos. Se quiere, sobre todo, generar un debate entre ciudadanos y miembros de organizaciones como Amnistía Internacional o Unicef a partir de cine de calidad.

En esta edición se hablará de genocidio con películas como S21, La machine de mort Khemère Rouge, filme de Rithy Panh sobre el terror de los jemeres rojos en Camboya. O sobre el derecho a la elección sexual a partir de Querelle, último filme de Fassbinder, o The Iron Ladies, de Youngyooth Thongkonthun, inédita en España.

La muestra, que ofrecerá tres sesiones para niños y otra para menores de 26 años, pondrá también sobre la mesa el problema de los malos tratos con Te doy mis ojos, de Iciar Bollaín; el de los huérfanos a causa del sida con ABC África, de Abbas Kiarostami; los derechos de los indígenas con La pasión de María Elena, de Mercedes Moncada Rodríguez, y el derecho a un hogar con Dark days, de Marc Singer.

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