JOSÉ MARÍA LÓPEZ-MENCHERO MORAGA / "Le recordaré siempre porque era un luchador"
José María era un subteniente del Ejército de 44 años, meticuloso en su trabajo y en su vida, al que apasionaban los caballos y la informática. Era natural de Daimiel (Ciudad Real) y llevaba 17 años viviendo en Alcalá de Henares, los mismos que tiene su hija Pilar. La última vez que ella vio a su padre fue la noche del miércoles, cuando éste le prometió que le sacaría unas fotocopias de unos apuntes. Cada mañana recorría el mismo trayecto con dirección a Atocha. El jueves casi lo completó. Su tren estalló poco antes de llegar a la estación. Su último viaje lo hizo sentado junto a Eduardo, compañero de trabajo y padre de una niña de un año, que también falleció.
Su comida favorita era la paella, especialmente la que le cocinaba su mujer. No le apasionaba la televisión, pero no se perdía los documentales de naturaleza y los partidos del Real Madrid, equipo del que era aficionado aunque no acudiera al estadio, porque no quería que el fútbol le robase tiempo para su familia.
Siempre que salía a la calle lo hacía con su mujer y su hija. Las protegía por encima de todo. Sacarlas adelante era más que un objetivo en su vida: era su gran obsesión. Lo que dice su hija Pilar hiela la sangre: "Perdone, pero soy incapaz de expresarle lo que siento. No soy consciente de lo que me está pasando, pero prefiero que hables conmigo, y no con mi madre, porque yo soy más fuerte. Fue mi padre quien forjó mi carácter. Él insistía siempre en que hay que estar muy preparado para afrontar los golpes que da la vida. Era un padre severo, pero todo lo hacía por nuestro bien. Yo le recordaré siempre por eso y porque era un hombre luchador".-
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