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Reportaje:

El poder del dinero

Las fallas de la sección especial critican las ilimitadas posibilidades de presupuesto porque es discriminatorio

"Los precios marcan el premio, ésa es una de las conclusiones después de lo que ha ocurrido". Es el sentir de la comisión de la falla de Na Jordana por boca de uno de los miembros de la ejecutiva de la comisión. "Es un juego peligroso e injusto que va contra el carácter mismo de la fiesta. Y todos los comentarios van en ese sentido. No debería ser así, pero lo es, al margen de que nosotros pensemos, además, que la nuestra tiene una carga creativa que no se entiende ni se acepta". Las críticas al primer premio de las Fallas de Valencia obtenido por la comisión Nou Campanar (nacida hace dos años, ganadora en Primera A en 2003 y recién estrenada en la categoría de especial) están directamente relacionadas con ese patrocinio unipersonal que permite que quien más dinero tenga apueste por el mejor artista y éste pueda ejecutar la falla a su antojo sin límite. Juan Armiñana, constructor de larga trayectoria, puso los millones sobre la mesa para que Nou Campanar no se privara de nada ni el año pasado ni éste. Así pues, alrededor de 278.000 euros para la falla grande y la pequeña (ambas ganadoras en su categoría). Esa operación, recuerdan quienes pertenecen al mundo fallero desde hace años en la categoría reina, ya la hizo Armiñana con L'Antiga de Campanar hace algunos años (se mantiene en especial pero sus laureles son contados y logró el máximo premio el año del presupuesto multimillonario). Igual ocurrió en la bautizada como "falla de los millonarios", hoy Regne de Valencia-Duque de Calabria, que también mantiene categoría pero que no logra primeras posiciones desde hace años. De hecho, el presupuesto de cada una de ellas es un 50% menor que el de la falla de Armiñana.

José Camany, presidente de la falla Plaza del Pilar, explicó ayer: "Más allá de cuestiones estéticas que está valorando un jurado incualificado, objetivamente es difícil de encajar la trayectoria de Nou Campanar sin sospechar del valor que el dinero, el presupuesto, tiene en este asunto". Pilar, Na Jordana, Malva-rosa y hasta Convento Jerusalén-Matemático Marzal, como ayer explicaban desde sus presidencias, consideran que se produce una situación de desigualdad manifiesta entre comisiones de la misma categoría cuando aparecen "mecenas falleros" (como bautiza Camany a Armiñana) porque quienes no lo tienen deben afrontar un esfuerzo mayor y limitar sus apuestas en artista y actividades colaterales. Pere Borrego, presidente de Na Jordana, relató que en los primeros días de marzo, y a tenor del volumen presupuestario que estaba alcanzado la fiesta, se reunió la Federación de Falleros para alcanzar un acuerdo por el que la subvención oficial no supusiera un alivio para quienes optan por inversiones millonarias. Y se acordó que esa subvención no superaría a partir del año que viene el 10% del coste de la plaza del Ayuntamiento, que está fuera de concurso. "Aunque ésa no será la solución", precisó Camany, "porque hay otras que tienen mucho dinero y la operación se repetirá el próximo año". Veladamente se refería al despliegue de Sueca-Literato Azorín, que de la mano del empresario Morosoli ha contado con 258.435 euros, pero ha quedado tercera.

La solución no parece fácil, más allá de profesionalizar un jurado formado por nueve falleros sin formación artística específica y de intentar limitar el presupuesto, porque ni siquiera los propios falleros quieren que se valoren elementos como la tradición de una falla en la fiesta.

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