Stephen Sprouse, pionero del diseño
Stephen Sprouse, el diseñador de moda y artista estadounidense que a comienzos de los años ochenta introdujo la idea revolucionaria de esa década, que fue la de mezclar la elegancia en el vestir de las zonas ricas de la ciudad con la sensibilidad punki y pop de las zonas pobres, falleció la semana pasada en el Roosevelt Hospital Center de St. Luke, a los 50 años. La causa de la muerte ha sido insuficiencia cardiaca, según su madre, Joanne Sprouse.
Cuando el estilo de Sprouse empezó a ponerse de moda, el mundo rico y pobre de Nueva York, ciertamente en lo que se refiere a moda y gustos sociales de la ciudad, estaba dividido como por una invisible línea Mason-Dixon: la Calle 14. "El estilo de Stephen era una especie de alta costura punki", ha declarado Simon Donan, el director creativo de Barneys New York. "Europa tenía a Jean-Paul Gaultier, pero la moda estadounidense carecía de algo parecido hasta que Stephen entró en escena derrochando la fluorescencia del arte popular. Abrió su tienda en el SoHo cuando aún se consideraba un lugar peligroso y tenso. A medida que la gente de las zonas ricas empezó a descubrir a Stephen, descubrieron también el SoHo y éste se convirtió en un lugar de moda".
El aspecto punki que tenía el propio Sprouse, una especie de desaliño lujoso -servía a los invitados sus famosos Bloody Mary en tazas para medir y su agenda consistía en escribirse los números de teléfono en los brazos con el rotulador que siempre tenía a mano- atrajo seguidores entre los poéticamente inclinados a la moda. Su primer comentario como diseñador llegó en una declaración de prendas nuevas que resultaban perfectas para una estrella del rock con una afición secreta a los buenos colegios y los amigos de Park Avenue. Había colores fluorescentes, paletas completamente negras, lentejuelas de cristal, tejidos de alta tecnología y cierres de velcro mucho antes de que velcro fuera un cierre barato, siempre presentados con la confección más esmerada. Sus túnicas de seda pintadas a mano, con largas faldas cubiertas de lentejuelas transparentes, se vendían entonces a 1.000 dólares.
"Stephen no tenía nada de desharrapado: usaba el modista de Norman Novell", como tantos grandes de la moda estadounidense, según Candy Prats Price, directora de Style.com y amiga de Sprouse desde hacía mucho tiempo. "Su padre lo llevó a Nueva York cuando era niño y le presentó a Blass", cuenta Price. En realidad, Sprouse nació en Ohio. Su familia se trasladó a Indiana, donde él empezó a diseñar ropa a los nueve años. "Mi padre, que trabajaba en las Fuerzas Aéreas, pensaba que mis diseños eran geniales", le contó a John Duka, de The New York Times, en 1983. "Cuando tenía 12 años me llevó a Nueva York a conocer a Bill Blass, Geoffrey Beene y Norman Norell. Blass dijo que podía trabajar con él cuando fuera un poco mayor". A los 14 años, Sprouse diseñaba para Blass en el verano. A los 18, asistió a la Escuela de Diseño de Rhode Island, pero sólo se quedó tres meses. Un amigo le presentó a Halston. Después de trabajar tres años para el diseñador, Sprouse dejó Nueva York, volvió en 1974, y fotografió grupos de rock. En 1975, se trasladó a Bowery y empezó a diseñar prendas para Debbie Harry.
Con un préstamo de su familia, montó el negocio en 1983. Aunque siempre tuvo éxito creativo, nunca alcanzó un éxito empresarial a escala mundial a pesar de las diversas sociedades que formó a lo largo de los años. "Pero la actitud de Stephen era de indiferencia", dijo una amiga íntima, Nuala Boylan, marchante de arte. "Si les gustaba, genial. Si no, le daba igual". Más recientemente, además de crear bolsos con firmas pintadas para Louis Vuitton, así como proyectos para la firma vaquera Diesel y tejidos para Knoll International, Sprouse dedicaba su tiempo a pintar, principalmente retratos, según Boylan.
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