BERTA GUTIÉRREZ GARCÍA: "El martes la peiné y le puse unas mechas"
Berta trabajaba como funcionaria en la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid. Tenía 39 años y en septiembre celebraría con su marido, Jesús Pintado, 11 años de matrimonio. "Le gustaba sentarse en la parte trasera porque estaba aislada para poder leer sus novelas. Los libros de Isabel Allende y García Márquez eran sus favoritos", cuenta su hermana, María José. Sara, hija de Berta, tiene seis años. Se lleva muy bien con su prima Andrea, de diez. "El otro día mi hija comentó que malditos los trenes que tienen bombas, y mi sobrina contestó que malditas las personas que las ponen. Es muy madura para su edad, pero todavía no se da cuenta de lo sucedido. Sara me cuenta que todas las noches lee un libro con su mamá".
Su hermana la describe como una mujer firme, madura, con un carácter muy positivo y serena. "Nos entendíamos sólo con mirarnos a los ojos. Éramos vecinas. Yo estoy en paro y Berta me ayudaba a sacar la oposición para trabajar en la Comunidad de Madrid. Después del examen habíamos acordado cumplir nuestro sueño, sacarnos juntas el carné de conducir". La última vez que se reunieron fue en una escuela de peluquería. "Yo hacía un curso y Berta se ofrecía para que practicara con ella. El martes la peiné y le puse mechas".
Berta y Jesús se conocieron en la consejería. Compraron un piso en Vallecas, al lado de donde vivían sus padres. "Cuidaba mucho de mis padres y le encantaba llevar a Sara a la piscina a hacer natación y a clases de inglés. Era su vida. Los fines de semana la llevaban al zoo, al parque de atracciones o subían a Villanueva de Gómez, un pueblecito de Ávila donde nacimos mis padres, mi hermana y yo", comenta María José. La madre de Berta, Concha García, sólo pudo decir a este periódico: "No sólo la han matado a ella. Nos han matado a todos".-
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