DAVID SANTAMARÍA GARCÍA: "Siempre iba hecho un pincel"
David Santamaría cumpliría 23 años el 20 de abril. Trabajaba para Alstom en el mantenimiento del AVE desde hacía dos semanas, con contrato en formación. Estaba encantado con su nueva vida, que quería compartir con su novia, Noemí, a quien llamaba la Noe. Llevaban juntos tres años y eran inseparables. La Noe tiene 18 años. El sábado escribió una carta al que le enseñó "a ser feliz, humilde, a amar". En ella le dice: "Ya no necesitamos despedirnos cada día o cada noche. Siempre me acompañarás, vaya donde vaya".
David había encontrado por fin su vocación: "Esto era lo suyo. Empezó Económicas, pero lo dejó para hacer un módulo superior de Mantenimiento Industrial", cuenta su prima Miriam, que lo vio el fin de semana anterior en su pueblo, Atanzón (Guadalajara). Como siempre, David iba hecho un pincel. "Le encantaba arreglarse. A mi hermano siempre le decía que le iba a enseñar a vestirse". Desde muy pequeño jugaba al fútbol. Su padre, entrenador aficionado, fue quien le metió el gusanillo. "No fumaba y apenas bebía, pero siempre estaba dispuesto", comenta su amigo Juan. Le gustaban las escapadas de fin de semana. El sábado anterior había alquilado una casa rural con su novia y unos amigos. Viajaría en su Fiat Punto morado, regalo sorpresa de sus padres hace un par de años. "Le llevaron al concesionario y allí estaba el coche, con un lazo", explica Sergio, su cuñado. "Sus padres le adoraban. Es la típica familia modelo, en la que todos se llevan bien". Claudia, su madre, insiste en que "era un hijo maravilloso". David era del Real Madrid, jugaba al frontón y le encantaba "la tortilla de patatas, sobre todo la de sus abuelas", aunque Noemí estaba por encima de todo. El próximo martes David no irá a entrenar. Su amigo Juanillo dice que se ha ido "a jugar en la Liga de las estrellas".
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