Francia celebra el fin de la desconfianza
El Gobierno de París estaba dolido por los ataques de Aznar y el enfrentamiento sobre Irak
La retirada de José María Aznar acaba con un periodo crítico en las relaciones entre Francia y España, marcadas por la desconfianza política entre el jefe del Gobierno español y el presidente francés, Jacques Chirac. Este último envió ayer una calurosa felicitación a José Luis Rodríguez Zapatero, a quien prácticamente no conoce, y le invitó a visitar París a la mayor brevedad. Salvo la cooperación antiterrorista con España, el resto de capítulos franco-españoles han sufrido de la apuesta de Aznar a favor de la Administración de Bush y en contra de los socios europeos más tradicionales de Madrid.
Chirac acudió a mediodía de ayer a la Embajada de España en París para guardar tres minutos de silencio. Las sirenas sonaron en toda la capital y en los 36.000 municipios del país, y se pararon los transportes públicos en señal de duelo por los muertos en España. La prueba de que no eran actos oportunistas es que fueron convocados el viernes pasado, antes de que fuera imaginable el cambio político que iban a registrar las urnas. Pero detrás de todo ello hay que leer también la apuesta francesa por mejorar las relaciones con España, que se habría intentado también con Mariano Rajoy.
El líder socialista, François Hollande, que sí conoce un poco a Zapatero, elogió "la lección" dada por el pueblo español en las urnas, sugiriendo a sus compatriotas que hagan otro tanto en las elecciones regionales de los dos próximos domingos. Manuel Valls, diputado de origen español, tuvo que encargarse de explicar el perfil "moderado y moderno" de Zapatero, del que casi nadie había oído hablar en Francia hasta ayer.
Frente a la satisfacción socialista, el Gobierno trató de no perder terreno. El primer ministro, Jean Pierre Raffarin, que el 15 de febrero apostó por Mariano Rajoy en un acto del Partido Popular, habló ayer de "la sólida amistad existente entre España y Francia" de cara al proceso de integración europeo. El jefe de la diplomacia francesa, Dominique de Villepin, fue al grano: "Nosotros no compartíamos un cierto número de orientaciones del Gobierno del señor Aznar, en particular sobre Europa y sobre Irak", dijo, antes de recomendar al futuro jefe del Gobierno español que trate el problema europeo como "el más urgente, el más caliente". Sólo hace una semana, un alto cargo del Gobierno francés dijo en privado que Aznar había traspasado "todos los límites de lo tolerable" y que los ataques verbales contra Francia iban a tener "graves consecuencias". Ese alto cargo se situaba en la hipótesis de una victoria del Partido Popular.
Las gotas que rebasaron el vaso fueron la últimas declaraciones de Aznar. A mediados de enero, se despachó en The Washington Post: "Desde 1800, las decisiones de España en política exterior han estado subordinadas a Francia, y eso ahora ya no es así". Y hace una semana, en Le Monde, Aznar atacó sin miramientos a Chirac: "No hay nada peor que un líder simpático que sea un mal dirigente (...). Jacques Chirac es un jefe de Estado muy simpático". Aznar criticó de paso a la derecha francesa por "tener demasiados hombres" que quieren mandar, en lugar de seguir "la receta" que él mismo les había dado -"un solo proyecto, un solo líder"-. Chirac guardó silencio, lo cual permite valorar más las atenciones dispensadas ayer al líder de un campo político adversario, pero que para él supone el comienzo del desbloqueo de Europa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.