El PP se enfrenta a su crisis de liderazgo

La victoria pírrica del PP en la Comunidad Valenciana coloca a partir de hoy a los populares en la necesidad de resolver la crisis de liderazgo abierta el pasado verano entre el presidente del partido, Eduardo Zaplana, y el de la Generalitat, Francisco Camps. La solución, sin embargo, no se antoja fácil. Los partidarios de Zaplana reivindican una victoria electoral que atribuyen al liderazgo orgánico, mientras que los de Camps reclaman en privado cambios en el Consell y la asunción del control del partido. Ambos grupos sólo coinciden en la necesidad de mantener el granero de voto conservador.

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Los resultados obtenidos por el PP en las tres circunscripciones valencianas no dejan duda de su victoria electoral. El 48,93% de los votos emitidos fue para el PP en Alicante, el 45,78% en Valencia y el 45,66% en Castellón; con una ventaja en las citadas circunscripciones de siete puntos, cuatro puntos y un punto, respectivamente sobre los socialistas. Sin embargo, no es menos cierto que en las tres demarcaciones han tenido menos votos en cifras absolutas que hace cuatro años y que la suma de las papeletas del PSPV-PSOE y Esquerra Unida-L'Entesa suman más que las del PP.

A partir de aquí y con las elecciones generales perdidas empiezan las discrepancias entre los partidarios de Francisco Camps y Eduardo Zaplana. De cumplir su promesa electoral -"Comprometo mi futuro político en todos los ámbitos a la ejecución del Plan Hidrológico Nacional en los plazos y formas establecidas", dijo Zaplana el pasado 7 de febrero ante los medios de comunicación-, el presidente regional del PP estaría ya preparando su relevo al frente de la organización. Pero lo cierto es que sus partidarios, tras el impacto causado por la pérdida del gobierno en España, se han lanzado a reivindicar la gestión del ministro de Trabajo en funciones y a elogiar la resistencia del PP valenciano frente al de otras comunidades autónomas que no han aguantado la embestida socialista. Así, está previsto que el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva y Regional del PP que se celebran hoy se feliciten de los buenos resultados obtenidos y eviten la autocrítica a la espera de ver cómo evoluciona la situación en la dirección nacional del partido.

Una situación en la que los seguidores de Zaplana no pierden la esperanza de ver reforzado el papel de su líder en el nuevo grupo parlamentario y en la dirección nacional del PP.

El entorno del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, sólo comparte de este análisis la necesidad de que el actual presidente regional del partido busque su lugar bajo el sol en Madrid, donde no le faltará el respaldo de la organización valenciana. A partir de aquí las divergencias con el entorno de Eduardo Zaplana son notables.

"Camps tiene capacidad para ordenar el partido y el gobierno", señala un integrante del Consell que considera que la pérdida del poder en Madrid y el peso específico de la Comunidad Valenciana han dejado al presidente de la Generalitat en condiciones inmejorables para convertirse en un auténtico barón del PP.

Una opinión que comparten algunos sectores del partido afines a Camps que consideran que el Gobierno valenciano debería ser remodelado para tomar velocidad de crucero en los próximos dos años y acudir a la próxima cita electoral con las condiciones adecuadas para revalidar la mayoría absoluta actual. Una situación que, en parte, enmascara también la necesidad de buscar acomodo a algunos dirigentes afines al presidente de la Generalitat que, con la derrota de José María Aznar y Mariano Rajoy, han quedado a la intemperie. Éste es el caso del delegado del Gobierno, Juan Cotino, que no ha ocultado nunca su deseo de formar parte del Consell.

La opinión de remodelar cuanto antes el Consell no era compartida por todos los miembros del entorno de Francisco Camps, alguno de los cuales abogaba por "administrar con mucha calma y prudencia" la nueva situación política hasta que en Madrid se fuese asentando la derrota electoral. Un decisión que, por otra parte y según las mismas fuentes, no impedía el relevo al frente de empresas públicas de la Generalitat como Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) una vez concluida ya la campaña electoral.

En esta situación de presión interna, según fuentes populares, distintos alcaldes hostiles hasta ahora al liderazgo de Francisco Camps empezaron ayer a modificar su actitud tras concluir que la pérdida del Gobierno en Madrid refuerza su dependencia de la Generalitat. Un argumento frente al que seguidores de Zaplana recordaron que el presidente regional sigue contando con la lealtad mayoritaria del grupo parlamentario, imprescindible para que la Generalitat saque adelante todas las iniciativas parlamentarias.

En el seno del Partido Popular de la Comunidad Valenciana se especuló ayer con la posibilidad de que se celebrase un congreso extraordinario para acelerar el relevo al frente de la presidencia regional. Por la tarde, esta hipótesis perdió fuerza tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP, celebrado en Madrid, en la que se decidió mantener el proceso ordinario de congresos y no cuestionar el papel de Mariano Rajoy como nuevo líder de los populares españoles.

Por otra parte, un edil del PP de Albal presentó ayer su renuncia al cargo en protesta por la inclusión de destacados dirigentes de Unión Valenciana en la candidatura al Senado por Valencia.