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Reportaje:MATANZA EN MADRID | Heridos

Sonia no volverá a ver su rostro

Una joven de Santa Eugenia queda con la cara abrasada

"Cuando Sonia se vuelva a mirar a un espejo necesitará mucha ayuda psicológica, me ha costado reconocerla". Habla Mari Carmen con los ojos humedecidos a la puerta del hospital Gregorio Marañón, después de visitar a su sobrina Sonia Sánchez Fariña, de 29 años. Sonia iba en el tren de Santa Eugenia, el que el jueves pasado saltó por los aires a las 7.42. Nadie sabe qué verá Sonia si consigue salir de este trance y algún día se vuelve a mirar a un espejo.

Mari Carmen no sabe en qué tiempo verbal hablar de su sobrina, mezcla el presente y el pasado: "era, es, una chica preciosa, con unos ojos azules bellísimos, ahora los tiene cerrados, sin cejas, sin pestañas, no sabemos si ha perdido una oreja, tiene la cara y el pecho quemados". Pero lo peor del caso de Sonia no son las quemaduras de primer grado. Sonia no puede respirar por sí misma, los pulmones se le encharcan, tiene el tórax hundido. El traumatismo torácico es una de las lesiones más frecuentes entre los heridos de los atentados del jueves pasado.

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Al filo de la espera

Dentro del estado de extrema gravedad, Sonia estaba ayer por la mañana relativamente mejor, según dijeron los médicos a los familiares. Mari Carmen quiere pensar positivamente: "Con el día que hace hoy [por ayer], con este sol radiante, pienso que todo es posible. Ahora sólo me preocupa lo de los pulmones, porque para la piel hay tratamientos, no sé, además parecía que hoy nos entendía".

"Como una hermana"

Sonia está sedada, con la cabeza vendada, por eso no saben si ha perdido una oreja. Para Rubén, su primo, Sonia es "como una hermana". Rubén habla en presente. Hay admiración en sus palabras: "Es una chica que nunca ha dejado de hacer cosas, de moverse, tiene mucha curiosidad, hace senderismo, no le gusta demasiado salir por ahí de noche, sólo a cosas tranquilas, ir al cine, estar con la familia, quedar con sus amigas". "Estaba estudiando algo de Bellas Artes, trabajaba en una imprenta", tercia Mari Carmen.

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Hace aproximadamente un año Sonia se casó y se fue a vivir a un piso de alquiler en Santa Eugenia con su marido, quien ayer por la mañana estaba en el recinto ferial del Ifema, recuperando los objetos personales de su mujer. El matrimonio ha pedido una vivienda de protección oficial en Vallecas. "Espero que algún día estrenen la casa y Sonia se quede embarazad", dice Mari Carmen. Rubén es más escéptico: "Su vida no va a ser como antes, no sé si podrá recuperar la normalidad".

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