La gran batalla
La disputa de Almudena Cid y Jennifer Colino por la única plaza olímpica individual reabre la 'guerra' Madrid-Barcelona
Almu, 2; Jenni, 0. O, lo que es lo mismo, Cataluña, 2; Madrid, 0. La guerra por la única plaza olímpica individual de la gimnasia rítmica española lleva un par de semanas abierta y se alargará hasta junio. En ella se enfrentan la vitoriana Almudena Cid, dos veces olímpica, y la alicantina Jennifer Colino y, tras ellas, la federación catalana, que acoge en su centro de alto rendimiento a Cid y a su entrenadora desde 2001, y la española, que ha impuesto por primera vez un sistema basado en varias pruebas para entregar el pasaporte para los Juegos. El riesgo es que los dos meses de tensión añadida quiebren a las gimnastas, que soportan entrenamientos de hasta siete horas diarias y deben mostrarse al 100% meses antes de la cita de Atenas.
Almu y Jenni se ven sometidas al estrés de jugárselo todo en ocho pruebas de ahora a junio
La primera batalla fue en Internet. Los fans de Almudena y Jennifer empezaron a cruzarse mensajes en foros especializados, como los que mantiene la federación española en su página web (www.migimnasia.com), tras los Campeonatos del Mundo de 2003, en los que el equipo español fracasó en su objetivo de clasificar a las dos deportistas para la cita griega. Entonces, cuando el organismo nacional decidió que la plaza se adjudicaría según los resultados de ambas en ocho pruebas -cuatro controles técnicos y cuatro competiciones internacionales-, se encendió el debate. Amenazas e insultos incluidos.
Ahora ha llegado el momento de la verdad, de ganar en el tapiz. La experiencia de Almudena se ha impuesto en las dos primeras pruebas, la más reciente este fin de semana en Kiev (Ucrania). Mientras la mayoría de las gimnastas salieron a la pista a probar sus ejercicios de aro, pelota, mazas y cinta con la vista puesta en Atenas, Almudena, de 23 años, y Jennifer, de 18, vivieron la competición con la tensión de saber que les iba el sueño olímpico en ella.
Un ejemplo es el hecho de que Almudena haya competido lesionada -un pinzamiento en un glúteo-, se haya visto forzada a participar en un torneo que no entraba en sus planes para no perder la oportunidad de vivir sus terceros Juegos. "Con la pierna como la tengo, no habría venido. Pero, entonces, puntuaría 0 en esta prueba", se quejaba el sábado, de vuelta en la habitación del hotel, agotada y dolorida aún por el esfuerzo. También se lamenta de que el sistema olvide su trayectoria, sus finales olímpicas -fue novena en Atlanta 1996 y Sydney 2000-, europeas y mundiales desde que con 14 años llegara al equipo nacional. A Madrid.
No es la única descontenta con el proceso para adjudicar el billete olímpico. La seleccionadora nacional y entrenadora de su rival, la búlgara Ludmila Dimitrova, asegura que nadie le ha consultado sobre el caso, que supone "una gran presión" para las chicas.
El mismo ha salido directamente de la federación española. En parte, para poner fin a los problemas que supuso el traslado de Almudena a Barcelona tras los Juegos de Sydney, reconocen fuentes de la organización. Iratxe Aurrekoetxea, la entrenadora que descubrió a la gimnasta vasca, lo recuerda así: "Hubo elecciones en la federación y nadie sabía quién se haría cargo del equipo. Almudena volvió a Vitoria y sobrevivimos como pudimos. Aunque la federación vasca nos apoyó, allí no hay ningún centro de alto rendimiento. Teníamos que recurrir a médicos privados y yo trabajaba en un colegio. No era forma de entrenar".
Entonces llegó la oferta de la federación catalana, que ponía a su disposición el centro de Sant Cugat (Barcelona), un contrato de entrenadora y la ilusión de participar en un proyecto a medio plazo. "Supongo que eso nos está afectando ahora", afirma Aurrekoetxea.
Los roces entre Madrid y Barcelona afectan a todas las disciplinas gimnásticas. Pero, mientras que los chicos y las chicas de la artística han llegado a una solución de compromiso por la cual los equipos se concentran en la capital para preparar la cita olímpica, en la rítmica se mantienen las distancias. Almudena, en Barcelona; y Jennifer, en Madrid. Y cada vez más distanciadas.
La federación española se defiende. "Lo que queremos es que vaya la gimnasta que esté mejor para los Juegos", asegura Nuria López , secretaria técnica de la disciplina. Por eso las ocho pruebas no valen lo mismo. El 40% del resultado final dependerá de los Campeonatos de Europa, la última cita antes de Atenas, que tendrán lugar en Kiev del 4 al 6 de junio. El resto se reparte a partes iguales entre los controles (30%) y los torneos (las dos citas en Kiev, el preolímpico de Atenas, a finales de este mes, y el torneo de Corbeil, el 8 y el 9 de mayo).
Ocho competiciones en diez semanas. "Es una brutalidad. No se puede tener a dos gimnastas sometidas a semejante presión. No pueden estar compitiendo cada fin de semana porque el desgaste físico y mental es tremendo", asegura la entrenadora de Almudena. Para Dimitrova, el problema no está tanto en el número de pruebas como en la calidad de las mismas: "En el control sólo hubo tres jueces cuando como mínimo deberían ser seis".
En la federación española reconocen que la situación es muy tensa y afecta a las gimnastas. Los críticos hablan de estrés, riesgo de lesiones y presión innecesaria. Y, aún más grave, de falta de planificación: "La seleccionadora no actúa como tal, sino como entrenadora de Madrid", acusa el presidente de la catalana, Xavier March. Dimitrova asegura que no puede hacer su trabajo con las gimnastas separadas.
La rivalidad entre las gimnastas, que coincidieron un año en Madrid, también es mayor. "Intento que no me afecte", dice Almudena, que reconoce que no tiene una relación muy estrecha con la alicantina. Ninguna critica a la otra, más bien lo contrario, pero defienden sus opciones. Se ve en las frases de sus respectivas entrenadoras: "Todo el mundo sabe que Almudena es mejor gimnasta" o "¿hasta cuándo tiene que esperar Jenni para hacerse un nombre?; está preparada, tiene experiencia, es ambiciosa y trabaja duro; es el futuro".
Á favor de Almudena juegan su experiencia y sus resultados en un deporte en el que un nombre reconocido puntúa doble. A favor de Jennifer, su edad. En contra de ambas, la falta de objetividad de su deporte, que en muchas ocasiones decide en los despachos. La respuesta, en junio.
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