José María García, 'Castilviejo', pintor

El pintor José María García Fernández, Castilviejo, galardonado el año pasado con el Premio Castilla y León de las Artes, fue incinerado el viernes en Valladolid acompañado de familiares, amigos y representantes de diversas instituciones. Castilviejo, fallecido el jueves en la capital vallisoletana a los 79 años, fue despedido durante un acto íntimo al que asistieron la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente; el diputado provincial de Bienestar Social, Luis Minguela, y el alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva. "Fue un gran pintor que ha contribuido al buen bagaje de artistas de Castilla y León, con un grato recuerdo por haber sido una persona apegada a esta tierra y en concreto al medio rural", dijo Clemente sobre este creador que empleó variadas técnicas para plasmar el paisaje castellano, una de sus principales temáticas. Recordó también la consejera la "presencia destacada y muy singular" de este pintor durante una reciente reunión en la que diversos artistas fueron convocados para expresar su opinión sobre el futuro Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC). El alcalde elogió el "especial talante" de Castilviejo, zamorano de nacimiento, pero afincado desde hacía muchos años en Cubillas de Santa Marta (Valladolid), "uno de los mejores pintores de esta tierra, cuya desaparición ha supuesto una lamentable pérdida en lo artístico, pero también en lo personal", añadió De la Riva.

La afición taurina del fallecido artista, que perpetuó en numerosos cuadros, concitó también a personajes de este ámbito como el matador de toros retirado Roberto Domínguez y el decano de los críticos vallisoletanos, José Luis Lera. Castilviejo (Zamora, 1925) comenzó a pintar a los 8 años con una acuarela que regaló a su padre, aunque no fue hasta 1942 cuando se desplazó a Madrid e ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Parte de su variedad temática y de géneros tiene su origen en las necesidades familiares que, tras la muerte de su padre, en 1946, le impulsaron a pintar carteleras de cine, apuntes taurinos, vistas ciudadanas, copias de clásicos en el Museo del Prado, retratos de señoras y portadas de novelas del Oeste. Un año después creó en Zamora, junto a Daniel Bedate, la Escuela de San Ildefonso, en 1955 recibió el encargo para pintar los murales de la Universidad Laboral en esa misma ciudad y en 1955 se trasladó a Valladolid, donde siete años después abrió un estudio. En 1969 se radicó definitivamente en Cubillas de Santa Marta (Valladolid), donde acometió una amplia creación de gran diversidad técnica. Numerosas colecciones particulares cuentan con obras de Castilviejo, caso de la Edward G. Robinson y Rostchild, además de centros como el Museo de Arte de Nueva York.-