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Crónica:FÚTBOL | 28ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una victoria sufrida

La Real aprovecha dos errores del Atlético y resiste con más suerte que mérito el ataque voluntarioso del equipo madrileño

No apetecía jugar, porque la palabra lleva implícito un significado inapropiado en un día de luto. Pero en el fútbol, jugar es trabajar, cumplir con la misión, seguir adelante, hacer de tripas corazón y volver a los días laborables cuanto antes. Pero todo lleva su tiempo y el partido de Anoeta traducía cosas viejas y cosas nuevas. Por ejemplo, el Atlético jugaba con rabia, con un nivel de presión en todo el campo que asemejaba a los gladiadores heridos en sus costados. Presionaba tan arriba, especialmente a Xabi Alonso y Alkiza, que por momentos parecía que se iba a meter el partido en el bolsillo aunque luego no supiera que hacer con él. Era rabia, voluntad, constancia, sentimiento de impotencia. Era lo nuevo. Lo viejo correspondía a lo habitual, es decir a una defensa impropia de la categoría, lentísima, estática, incapaz de enfrentarse a jugadores como Nihat que, incluso bajo de forma, tiene en la velocidad su punto de mira futbolístico.

REAL SOCIEDAD 2- ATLÉTICO 1

Real Sociedad: Alberto; López Rekarte, Kvarme, Jauregi, Potillon; Karpin, Xabi Alonso (Aranburu, m. 55), Alkiza, Gabilondo (Prieto, m. 72); Nihat (Boris, m. 93) y Kovacevic.
Atlético: Aragoneses; Gaspar, Simeone, Lequi, Sergi; Gabi, De los Santos (Rubén, m. 72); Aguilera (Novo, m. 82), Ibagaza, Nano ( Paunovic, m. 45); y Fernando Torres.
Goles: 1-0. M. 34. Penalti claro de Lequi a Kovacevic. Lanza Karpin y marca de tiro raso ajustado al poste. 2-0. M. 44. Centro de Gabilondo que llega a Karpin y su pase lo empuja a la red Simeone en su intento de despeje. 2-1. M. 72. Cabezazo de Paunovic a centro de Ibagaza.
Árbitro: Mejuto González. Expulsó a Alkiza (m. 92) y amonestó a Gabi, Paunovic, Kvarme y Lequi.
Unos 20.000 espectadores en Anoeta. Dos niños portaron una bandera de Madrid en la salida de los jugadores, que portaron brazaletes negros en señal de duelo por la matanza del jueves en la capital de España. Se guardó un minuto de silencio.

Ni Lequi, ni Simeone son centrales acreditados en la categoría. El primero es lento, el segundo boquea sus últimos sudores. Y la Real, metida en problemas, obtusa últimamente, peleada con el gol, encontró la victoria más en los desastres defensivos del Atlético que en sus virtudes futbolísticas. Lequi, descolocado, cometió penalti a Kovacevic cuando le acompañaba Simeone, que curiosamente también quiso hacer penalti con la mano, para frenar al panzer yugoslavo (eso sí, ambos descolocados) y Simeone, después, metió la puntera en un centro horizontal de Karpin tras un pase enroscado de Gabilondo. Tanta desaplicación defensiva nunca queda impune. Dos centros cruzados desacreditaron a los centrales del Atlético.

En un santiamén, la Real había encarrilado el partido sin que se le adivinaran buenas intenciones, ni más peligro que el que imaginaba Nihat ante un rival que es un prodigio de lentitud en lo cuartos traseros. ¿De qué valía tanta abnegación en el centro del campo, tanta presión en el terreno de la Real, tanta disponibilidad de Sergi en el costado, de Nano, tanta creatividad de Ibagaza, si al final Fernando Torres siempre estaba abandonado? Su único acompañante fue el joven Gabi, un chico con llegada pero con claras imperfecciones técnicas que le hicieron malgastar un par de buenas asistencias de Ibagaza.

La Real, aturdida por su situación, por su falta de fútbol y sobre todo, por su falta de gol, se encontró con el partido más cómodo de los últimos meses, ese que andaba buscando, es decir el que para hacer gol no le exigiera mucho esfuerzo de imaginación, mucha creatividad, mucha imaginación. Y resulta que le valieron un par de centros bien medidos de Gabilondo, un muchacho que sin comerlo ni beberlo padece el caso De Pedro en sus carnes. Dos veces sacó la zurda y la Real encontró petróleo para salir del abismo. El Atlético, aturdido de antemano, se quedó anonadado, con esa sensación que te dejan ese tipo de goles de que no puedes ganar .

Tras los fuegos de artificio, por Anoeta no aparecían ni Ibagaza, ni Fernando Torres. El "Niño", incluso pecó de juvenil en una contra de la segunda mitad cuando se enredó con el balón como si hubiera empezado ayer a practicar este deporte. Fue el momento que tuvo el Atlético para volver al partido, para sentirse algo más que un invitado compungido y con poca conversación. Tan poca que incluso Paunovic, que había salido tras el descanso, tartamudeó tras un pase de Ibagaza y un buen movimiento del yugoslavo que cruzó en exceso el balón.

Tanta desaplicación tenía que resultar contagiosa. Para Nihat, que se fue por piernas de Lequi y disparó fatal contra el cuerpo de Aragoneses, y de Kovacevic que con el portero vencido le permitió meter la mano en un caso desesperado. Todo en la misma jugada. Todo contagioso en un partido ya definitivamente trabado, muy vocacional.

La Real había decidido prescindir de un difuminado Xabi Alonso y apelar al buzo de trabajo. Era lo que se imponía en un partido roto, de ida y vuelta, con el Atlético entregado al derroche, impagable en su voluntad como en su desacierto, como queriendo ganar para sacarse la rabia de los dientes, pero impotente como cuando se te cae el cielo encima. Y la Real resistiendo para ganar un partido que estaba rodeado de miedo.

Los jugadores del Atlético y de la Real Sociedad rodean a dos niños que muestran la bandera de la Comunidad de Madrid con un lazo negro.
Los jugadores del Atlético y de la Real Sociedad rodean a dos niños que muestran la bandera de la Comunidad de Madrid con un lazo negro.JESÚS URIARTE

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