NIEVES GARCÍA GARCÍA-MOÑINO / "Lo último que me dijo fue que tenía mucho sueño"
Nieves era hija única. No tenía padre, pero su madre vivía en la misma colonia de Santa Eugenia. Tenía 46 años y dos hijos: Sara, de 22, y César, de 16. Trabajaba en la cafetería del teatro Marquina. "Me han matado a mi hija", comentaba ayer su jefe. "Para mí era como una hija".
Se montaba en el tren cada día a las siete y media de la mañana. "Lo último que me dijo la noche anterior fue que tenía mucho sueño y que al día siguiente le contara quién había ganado el concurso de La selva de los famosos", comenta su hija Sara.
"Hace unos años estuvimos varios amigos presenciando la lluvia de estrellas hasta las seis de la mañana, tapados con unas mantas, su madre, el marido, unas amigas... horas y horas mirando al cielo", relata a un amigo. Nieves tenía fama de alegre y extrovertida en el barrio y en la urbanización de la sierra de Madrid adonde iba. Le cortaba el pelo a su marido y a algunos de sus amigos también.
Sara, la hija mayor de Nieves, se encuentra en paro y el menor estudia la Educación Secundaria Obligatoria. "Mi madre era muy fuerte y muy creyente. Tenía como un sexto sentido a la hora de ayudar a la gente. Y estaba llena de vida. Se había apuntado a clases de baile de salón con mi padre, le encantaba leer y era una foroba del Real Madrid. De hecho, mi padre había sido jugador del Totana, en Murcia, compañero de Chendo, el jugador de Madrid, y había jugado en las categorías inferiores del Madrid", comenta Sara.
Sus familiares y amigos estuvieron 21 horas intentando localizarla. La buscaron todo el día por los hospitales de Madrid, y llegaron a medianoche al recinto ferial del Ifema. Y a las cinco de la madrugada supieron que estaba muerta.
Su sueño era aprender a bailar cada día un poco mejor.-
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