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MATANZA EN MADRID | La atención sanitaria

"Esto es medicina de guerra"

Jesús Corres, médico de urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, fue uno de tantos profesionales que doblaron turno para atender a los heridos del atentado. Con 31 años y cinco de profesión, ayer sólo acertaba a describir de una manera su actuación: "Lo que se hace en un caso así es medicina de guerra".

En el hospital militar Gómez Ulla, los médicos coinciden con el diagnóstico de Corres. Y ellos saben de qué hablan. Con una media de 45 años, todos los internistas y especialistas del centro sanitario son veteranos. Han prestado servicio en las últimas campañas del Ejército: Kosovo, Irak, Afganistán y muchos de ellos en Mozambique.

"El tipo de heridas es muy parecido: las debidas a explosiones de bombas y minas. pero hay una diferencia. Mientras allí teníamos que trabajar en tiendas de campaña, aquí lo hicimos en quirófanos perfectamente equipados", comentó uno de los médicos del complejo sanitario.

Por su lejanía con los lugares de los atentados, el Hospital Central de la Defensa (nombre oficial del centro) sólo recibió el jueves a 57 heridos. Ayer, a las 15.00, quedaban 31 ingresados, según los datos de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Los pacientes, alojados en la planta novena del centro sanitario, son mayoritariamente extranjeros, una condición común a muchos de los afectados (un 30% de los heridos que fueron atendidos en el hospital más cercano a la estación de Atocha y que fue el que más enfermos recibió, el Gregorio Marañón, también eran inmigrantes, según informaron ayer fuentes del centro). Los seis heridos más graves seguían ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos.

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