Vindicación de Caín
Si la vida no tuviera límites ni dolores -no muerte, no sufrimiento, no miserias-, a ningún hombre se le ocurriría preguntarse para qué existe, y por qué el mundo se encuentra constituido de esta determinada manera. Todo se comprendería por sí mismo, como sostuvo Schopenhauer. Pero la vida es un misterio, y el mundo loco y peligroso, así que el hombre, acorralado de muerte, está necesitado de interpretaciones metafísicas, en forma de fábulas y parábolas, de supersticiones o hechizos, de historias increíbles o reales.
Es el secreto del éxito de la Biblia, traducida a 1.796 lenguas o dialectos. Se trata de 39 libros sólo en el Antiguo Testamento, escritos por 30 autores en un espacio de tiempo de mil años. Sus originales, en hebreo, en arameo, tal vez en persa, se desconocen, sólo traducciones, primero al griego, después al latín. Así que la pregunta es, siempre, si se trata de un documento histórico, o es sólo literatura. En todo caso, es el libro que millones de religiosos consideran sagrado, aunque no en todas sus versiones: en 1546, la Iglesia católica añadió a la Biblia judía una docena de libros considerados hasta entonces apócrifos, con el objetivo de combatir la reforma de Lutero, que negaba el purgatorio, las indulgencias o la salvación mediante las obras. Los 49 obispos reunidos para tomar la decisión se tiraron de las barbas con violencia, cuenta el cardenal Pallavicini en su Historia Eclesiástica. La primera edición de esta Biblia católica, ya con los apócrifos, data de 1592, aprobada por Clemente VIII, y es la versión que utiliza Juan Arias para este "viaje sin censura".
LA BIBLIA Y SUS SECRETOS Un viaje sin censuras al libro más vendido del mundo
Juan Arias
Aguilar. Madrid, 2004
262 páginas. 15,90 euros
Se veía venir este trabajo de Juan Arias, que fue sacerdote y es teólogo, escritor y periodista. Hace años ya escribió sobre Dios -El
Dios en que no creo y El Dios del papa
Wojtyla, entre otros libros- y en 2001 publicó un deslumbrante ensayo sobre el fundador cristiano -Jesús, ese desconocido, editado por Maeva-. Aquel trabajo desmitificador apuntaba lo que ahora encontramos en La Biblia y sus secretos: una mirada científica sobre un libro que es religioso, pero también novelesco, violento, erótico, hiperbólico y difícil de creer, a pesar de ser considerado inspiración de Dios por la Iglesia de Roma.
Se ha dicho que si Dios existiera se notaría. En ocasiones parecen pensarlo también algunos personajes de la Biblia. El Job que rasca sus llagas con un cascote de teja como estropajo; el pobre agricultor Caín, cuyas ofrendas son caprichosamente despreciadas por Dios; la historia de la torre de Babel; el exterminio de Sodoma y Gomorra, y el castigo a la mujer de Lot, convertida en estatua de sal por curiosa -un Lot anciano y patético, emborrachado por sus hijas para poder yacer con él y quedar preñadas-; las miserias de Noé, y el espeluznante episodio de Abrahán, a quien "Dios quiso probar" ordenándole que le rebanara el cuello a su hijo Isaac, un muchacho de unos doce años, como ofrenda de suprema fe.
Lo que uno aprende leyendo este curioso libro de Juan Arias es a mirar estas historias de una manera nueva. Por ejemplo, es exagerado creer que Abrahán viviera 175 años, o decir que la Biblia sea un libro erótico a causa del Cantar de los Cantares y de tantos otros relatos. Pero el sexo está constantemente en estas páginas tenidas por sagradas y prohibidas durante siglos a jóvenes y mujeres. Por cierto, la mujer, tan maltratada por algunas religiones, no sale mal parada en muchas de las historias bíblicas. Lo subraya Arias con meticulosidad en deliciosos perfiles periodísticos de personajes tan inquietantes como Judit, Jacob, Moisés y, por supuesto, Adán y Eva.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.