Drama de una pareja ecuatoriana
Aferrada a su bolso negro, con los ojos enrojecidos pero con entereza, María, ecuatoriana de 44 años, llegaba ayer a la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid pasadas las cinco de la tarde. Buscaba en el Instituto Anatómico Forense el cadáver de su cuñado, Neil, de 34 años. El hombre viajaba en uno de los trenes acompañado de su mujer, Lourdes. Ésta había sido ingresada con heridas de gravedad en el hospital Gregorio Marañón. Neil falleció, al parecer, en el hospital Clínico. Era un ecuatoriano nacionalizado español y llevaba ocho años viviendo en Vallecas Villa. Trabajaba en la construcción. Su mujer, en el servicio doméstico. "Es espantoso lo que ha pasado. Tienen una niña de un año y medio", explicaba María.
La mujer salió del Instituto Anatómico Forense. Los médicos le habían dicho que tenía que acudir al Parque Ferial Juan Carlos I. Allí se dirigió María para llegar después de una hora. "No sé qué trámites hay que seguir ni adónde acudir. Estoy desesperada", se quejó la mujer, abrumada ante el nutrido grupo de personas que en el recinto ferial buscaba también a sus familiares muertos. "No he podido ver el cadáver. En un sitio me cuentan una cosa y en otros, otra. Me han dicho que se ha muerto en el Clínico, pero también que falleció en el acto por la explosión", explicó la mujer sin perder el aplomo. "Sé que me quedan muchas horas de sufrimiento hasta que pueda enterrar a mi cuñado".
Treinta médicos, nueve aulas y montañas de agua y refrescos esperaban ayer una hipotética avalancha de familiares de muertos en la Facultad de Medicina. Al frente, Ángel Nogales, el decano, quien había pasado el día rechazando ofrecimientos de cientos de compañeros, colegas de su hospital, el Doce de Octubre, y todo el personal de la facultad. Pasadas las 18.30, el dispositivo se desmovilizaba. Los familiares serían recibidos en el Ifema.
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