La campaña del presidente Imaz
El líder del PNV marca con una presencia constante sus primeras elecciones en el cargo
La de estas elecciones generales es la primera campaña de Josu Jon Imaz como presidente de la ejecutiva del PNV y la está trabajando con la intensidad de quien tiene sus fuerzas intactas. Aunque ello no suponga mucho mérito, dadas las dimensiones del País Vasco, lo cierto es que Imaz lo cruza cada día dos o tres veces para participar mañana y tarde en actos electorales. Además de tal despliegue, se ha desplazado cuatro veces a Madrid en menos de tres semanas.
Imaz se ha implicado personalmente hasta el fondo en la tarea de conservar los siete escaños en el Congreso que su partido obtuvo en 2000, lo que considerará un muy buen resultado, consciente de que el cuarto de Vizcaya no está asegurado.
Recién llegado a su cargo (fue elegido el 31 de enero), el presidente peneuvista está teniendo un gran peso y una presencia inusualmente profusa en la campaña, si bien es cierto que la ha mantenido desde el mismo día en que ocupó su despacho y decidió ejercer él mismo como portavoz del PNV.
La campaña le está permitiendo ahora hacerse presente cada día, merced a su participación en un par de actos, uno por la mañana y otro por la tarde, que le llevan de Irún a Trebiño o de las Encartaciones a Pasaia. Es un tipo de campaña desconocido en el anterior presidente de la ejecutiva, Xabier Arzalluz, quien se reservaba para los grandes actos centrales de cada territorio y poco más.
La prodigalidad de Imaz hace resaltar aún más la ausencia del aún portavoz parlamentario, Joseba Egibar, a quien no se ha dado ningún papel en la campaña. Sus seguidores se niegan a comentar el sentido de esa desaparición, pero algunos la consideran arriesgada en Guipúzcoa, donde se juega el reajuste del voto nacionalista.
El responsable de la campaña peneuvista, Joseba Aurrekoetxea, rechaza que ésta se haya diseñado para el nuevo presidente. "La campaña estaba concebida por el anterior EBB y se ha mantenido", sostiene. Habría sido la misma, recalca, de haber ganado Egibar. Tampoco acepta que haya sido la pérdida de referencias históricas y lo desconcido de los cabezas de lista para el gran público lo que haya aconsejado resaltar a Imaz, además de al lehendakari Ibarretxe.
A la hora de explicar esa presencia constante, otros dirigentes del PNV aducen, por un lado, las limitaciones que la edad imponía ya a Arzalluz, pero reconocen también que a Imaz la campaña le está ofreciendo una gran oportunidad para presentarse en su nueva condición ante buena parte de las organizaciones y simpatizantes locales del partido. El nuevo líder no despierta el fervor de su predecesor y tampoco le alcanza el entusiasmo, si éste se mide por los aplausos de los mítines, de la base peneuvista hacia el lehendakari. Imaz recibe acogidas más tímidas y tampoco él, que ya hizo una campaña para eurodiputado, abusa aún del tono mitinero, algo en lo que a Ibarretxe sí se le notan ya muchas tablas.
En todo caso, la movilización del PNV en esta campaña está siendo muy discreta, muy por debajo de lo que acostumbra ese partido, que no se ha atrevido -como los demás, por otra parte- con aforos grandes, habituales en otras convocatorias. Ni siquiera parece poner especial interés en abarrotar para las cámaras los que utiliza. La queja de Aurrekoetxea es que estas elecciones están "viciadas" y "adulteradas", ya que se les da una dimensión de casi presidenciales, "cosa que no son". Y ahí, "a los pequeños", reconoce, "se nos mira menos".
Con todo, ni esta doble presencia diaria del nuevo presidente, ni la participación de Ibarretxe en los actos fundamentales están logrando colocar el perfil ni el mensaje del PNV en el centro de la campaña.
Frenado en el Parlamento el intento de meter en ella el inicio del debate del plan Ibarretxe, los peneuvistas no logran imponer su agenda ni los asuntos de su interés en el primer plano del debate electora. Y tampoco consigue polarizar la campaña erigiéndose en el extremo opuesto a un todo único compuesto por PP y PSE-EE, a los que Imaz acusa de haber actuado al unísono y Aurrekkoetxea de eludir el debate de fondo en Euskadi: la pugna entre éstos es lo suficientemente fuerte, también en Euskadi, como para que ese intento le resulte esta vez al PNV más difícil de consumar.
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