Inteligencia en movimiento

El seleccionador francés, Jacques Santini, tiene donde elegir a la hora de buscar delanteros. Su nómina comienza en el incontenible Henry; sigue con el reputado Trezeguet; se prolonga con opciones menos solventes, como Anelka, y culmina con una nueva hornada prometedora: Cissé, Saha o Luyindula. Este último sacó los colores a los zagueros de la Real Sociedad en Anoeta con un juego lleno de simplicidad e inteligencia: el argumento que le permite soñar con vestir la camiseta de les bleus en la Eurocopa de Portugal.

Maki, el padre de Peguy Luyindula (Kinshasa, Congo, antiguo Zaire; 1979), jugó en la selección zaireña en los 70. Con su familia, emigró a Francia, donde Peguy no se ha ahorrado esfuerzos para progresar. Formado en la cantera del modesto Niort, pasó cuatro temporadas en el Estrasburgo antes de llegar al Olympique de Lyón en 2001. Para entonces ya coleccionaba grandes actuaciones en las categorías inferiores del equipo nacional francés, cuyos académicos entrenadores previeron para él un exitoso futuro cuando se proclamó máximo goleador del prestigioso torneo juvenil de Toulon en 1998. Pero Luyindula ha superado sus expectativas.

Jugador de trazos largos y movimientos inteligentes, con un buen nivel técnico y mucha dinámica, se adapta perfectamente al estilo de juego que su técnico, Paul Le Guen, está imprimiendo en un Lyón mimoso con la pelota. Ya ha ganado dos Ligas y en esta temporada es el máximo goleador del equipo, con 13 tantos, uno de ellos en la Champions: el que marcó en el empate con el Bayern que supuso el acceso a los octavos de final.

Esas estadísticas no cambian su ideario: "No soy un hombre de área ni un goleador. Adoro estar en movimiento", declara siempre que la prensa cita su capacidad rematadora. Asegura que no le gusta jugar de 9, sino por detrás de otro punta. Una versatilidad que se vio en San Sebastián, donde jugó de falso delantero, muchas veces de espaldas a la portería, descargando el juego hacia los costados y asociándose permanentemente con Juninho Pernambucano o los rapidísimos Gouvou y Malouda, para los que fabricaba espacios arrastrando a los desconcertados centrales blanquiazules. Y también, encarando rivales con éxito y rematando a puerta.

El delantero brasileño Elber, de estilo más directo y recién salido de una lesión, ha encontrado en Luyindula una durísima competencia. Y es que le espera la selección grande, en la que debutó, en febrero, en un partido amistoso frente a Bélgica con cierta dosis de fortuna. Santini, que le dirigió en el Lyón, no podía convocar a Henry ni Trezeguet, lesionados. Tampoco al joven Cissé, sancionado con cinco encuentros tras ser expulsado e insultar al árbitro con la selección sub 21 y que se perderá la cita portuguesa por ese castigo. Tenía la baza de Anelka, pero prefirió hacer debutar a Saha, del Manchester United, y Luyindula. Quedó contento con la elección porque, ya sea jugando solo o acompañado en el ataque, el fútbol solidario de Peguy no defrauda: "Soy un jugador de equipo. No me gustan los individualistas que tratan de humillar al rival con regates innecesarios", sentencia.