Ronaldo hace un roto al Madrid

Una lesión le dejó en el banquillo de Turín, frente al Juventus, hace más o menos un curso; otro percance muscular le dejará en la grada de Chamartín el próximo miércoles. Ronaldo se ha roto para dos semanas, con el Bayern y la final de la Copa a la vista, y, pese a tanta galaxia, es lógico que al madridismo le haya entrado un repentino e incómodo cosquilleo: el calvo ha garantizado en la Liga en torno al 40% de los goles del Madrid; Raúl, recién recuperado de un esguince de tobillo, lleva desde el 3 de enero sin marcar en la competición doméstica, y Portillo sólo es un extra en la libreta de Queiroz, cuya fe en el canterano no pasa la frontera de San Sebastián de los Reyes o Leganés. De hecho, hasta Núñez, un carrilero derecho, le ha tomado la delantera a Portillo. Así, llegada la hora de la verdad, con los primeros contratiempos serios de la temporada, el Madrid se verá obligado a poner a prueba su modelo de estrellas y becarios. Con más calidad que cantidad, la plantilla mostrará su dimensión exacta. El técnico portugués tendrá que remendar el ataque y el costado izquierdo de la defensa, salvo un improbable ataque piadoso de la UEFA que redima a Roberto Carlos. Dos averías considerables que examinarán el ingenio de Queiroz frente al Bayern.

A la espera de que el portugués tire de chistera, en la Liga, el Barça acentuó su enorme tirón de la segunda vuelta. Ganó al Mallorca (3-2) y ya está a un solo punto del Deportivo. Tal es la crecida azulgrana que el Barça es el único equipo del campeonato que ha encadenado siete triunfos consecutivos. Por si fuera poco, sus perseguidores, Athletic y Atlético, patinaron de forma estrepitosa.

En San Mamés, el Valladolid, que estaba seco desde la baja de Makukula, goleó al Athletic (1-4). Para alivio local, Julen Guerrero marcó por fin un gol. No lo hacía desde el 11 de mayo de 2002. Más aún, mucho más, hace que el Murcia no gana un partido en Primera fuera de La Condomina -su última victoria fue en 1989, ¡en Atocha!-. Todo indicaba que ayer, en el Calderón, era el día soñado desde entonces. Pero en el ultimísimo instante Nano empató.