_
_
_
_
LA CRÓNICA | ELECCIONES 2004 | Andalucía
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Señales y signos

Lourdes Lucio

En uno de los episodios de la serie El ala oeste de la Casa Blanca a la jefa de prensa del presidente de los Estados Unidos le cae una reprimenda por trasladar un mensaje distinto al que pretendía el ocupante del despacho oval. "No ha interpretado bien las señales", le reprochan los integrantes del equipo presidencial. Algo así le pasó días atrás a Felipe González cuando no vio o no quiso ver que la gente que abarrotaba el polideportivo de Linares empezó a marcharse cuando superaba los 45 minutos de intervención. Tampoco notó que hasta tres intérpretes en la lengua de signos se relevaron para llevar su mensaje a las personas sordas que asistían al mitin.

La hora y tres minutos en la que estuvo González al micrófono es tiempo suficiente para fijarse en el veloz movimiento de brazos de los intérpretes, que utilizan las características físicas de los personajes para describirlos. Un dedo curvo en la ceja es Rodríguez Zapatero; cuando se tocan los mofletes describen a Manuel Chaves; y una zeta como la del zorro dibujado en el pecho es Gaspar Zarrías. Cuando el candidato socialista a la presidencia de la Junta supo que González iba a hablar durante una hora lo tuvo claro, leyó la señal, y dejó que éste cerrara el mitin para evitar que la gente le abandonara a la mitad, lo que habría añadido pimienta a las crónicas periodísticas.

En su nueva carrera por presidir el Gobierno andaluz, Chaves está emitiendo algunas señales que conviene prestarles atención. En la confección de las listas, por ejemplo, se encuentran algunos luminosos como la marcha de cuatro consejeros a Madrid para reforzar al equipo de José Luis Rodríguez Zapatero, sea cuál sea el destino que le tengan reservado los ciudadanos al líder del PSOE el próximo 14 de marzo.

En ninguno de los casos Chaves ha querido imponer su criterio personal lo que se interpreta como una muestra de que no ha querido atarse las manos con vistas a la formación de un nuevo gobierno, ni firmar cheques en blanco a los baroncillos provinciales en las altas y bajas que se van a producir cuando forme gobierno, si gana.

La inclusión de José Antonio Griñán en la lista autonómica por Córdoba es otro mensaje de Chaves de que quiere contar con él como consejero en una legislatura en la que el PSOE, según opinan algunos dirigentes, debe romper aguas en torno al proyecto de Zapatero y una renovación en sintonía con el cambio de mentalidad como el que pregonan con la segunda modernización.

Y es aquí donde entra en juego Mar Moreno. La vicesecretaria general socialista, que encabeza la lista andaluza por Jaén, es la única dirigente que está haciendo campaña regional por todas las provincias andaluzas, salvo en Sevilla donde es como un romano en el pueblo galo de Asterix. Moreno va un paso detrás de Manuel Chaves y está siguiendo a rajatabla el consejo que le dio el presidente de la Junta: "Yo le he dicho que se pegue a mí y que no se deje coger del hombro por nadie", contó el socialista en una sobremesa nocturna durante la precampaña, en la que dibujó la zeta del zorro en su pecho. Moreno ha interpretado la señal y la está codificando en imágenes, en palabras y en hechos para cuando se abra el melón del relevo de Chaves. También en esto el líder socialista ha dejado un aviso: "Me siento joven, fuerte y con ideas para renovar y fijar horizontes".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_