¿Quién teme al billete de avión electrónico?
Con el billete electrónico, todos ganan. Es tan seguro como los tradicionales. En la mayoría de los casos es más barato para el viajero y supone una preocupación menos: es imposible perderlo u olvidarlo porque sólo existe en la base de datos de la compañía aérea, en lugar de sobre un trozo de papel. Las aerolíneas, por su parte, recortan gastos de impresión y envío de los billetes, y se reducen los fraudes por falsificación de los pasajes.
"Nosotros vendemos plazas de avión, no billetes", parece ser el lema de las compañías de bajo coste, las primeras que ofrecieron cibertickets -Ryanair (www.ryanair.com) los expide desde 1997-. Las compañías tradicionales no tardaron en imitar una práctica que ya se ha generalizado. British Airways (www.ba.com) ha anunciado que el 1 de abril ya no expedirá billetes para casi ninguno de sus vuelos. Esta decisión de la compañía británica marca una senda inevitable para las aerolíneas del futuro. De modo que no queda más remedio que perder el miedo al sistema. Ha venido para quedarse.
El 'ciberticket', paso a paso
El proceso es sencillo. La compra del billete se puede hacer en la mayoría de las compañías aéreas por Internet o por las vías tradicionales (agencias de viajes o por teléfono). Es necesario tener una tarjeta de crédito (no sirven las de débito) y una identificación personal (DNI, pasaporte...). Una vez hecha, la confirmación de la reserva y los detalles del viaje se reciben por correo electrónico o fax (esta opción sólo está disponible en algunas compañías como British Airways y Air France).
El pasajero debe presentarse el día del vuelo con antelación (la misma que con un billete de papel) y enseñar el número de su reserva, una identificación (DNI o pasaporte) y la tarjeta de crédito con la que se efectuó el pago (si el que vuela no es el titular, éste debe acompañarle). Hecha la identificación, el pasajero recibe su tarjeta de embarque. Una opinión extendida es que el ciberticket obliga a usar las máquinas de facturación exprés, pero no es así. El viajero puede utilizarlas -algo muy recomendable, pues se ahorrará las colas-, pero no está obligado. Los compradores de un billete electrónico también pueden facturar de forma tradicional
Para casi todos los vuelos
El ciberticket ya funciona en un alto porcentaje de los vuelos, aunque todavía no en todos. La regla general es que las compañías lo ofrecen cuando se cumplen dos premisas: que la aerolínea cuente con personal en el aeropuerto de origen y destino y que los vuelos sean operados directamente por ella -no sería el caso, por ejemplo, de un vuelo de Iberia en el que interviniese otra compañía con la que la española tenga acuerdos comerciales.
A partir de aquí empiezan las diferencias entre unas y otras. Iberia (www.iberia.com) calcula que el billete electrónico ya está disponible para un 90% de sus vuelos. Una excepción importante es el puente aéreo, incompatible con el ciberticket, pues no permite hacer reservas, un elemento indispensable del billete electrónico. Air Europa (www.air-europa.com), por su parte, sólo lo ofrece para sus vuelos nacionales En los planes de Spanair (www.spanair.com) -la compañía se estrenó en la venta de cibertickets el pasado 4 de marzo- figura cubrir el 100% de sus vuelos.
Más barato
No todas las aerolíneas son igual de generosas al premiar el ahorro que les supone el uso de cibertickets. Iberia, por ejemplo, cobra nueve euros por la emisión de un billete electrónico, frente a los 12 de uno en papel. A este ahorro hay que añadir cuatro euros de descuento por trayecto con ciberticket que ofrece la compañía para los vuelos nacionales y aquellos con destino a Alemania.
Air Europa, por su parte, aplica diferentes tarifas dependiendo de si el billete es impreso (15 euros) o electrónico (9 euros si se ha comprado por Internet; 12, si es por teléfono). Spanair sólo dispone, de momento, de dos tarifas -la de papel, 15 euros; la electrónica, 12.
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