Dos jóvenes rumanas mueren asfixiadas por una cocina de gas
La llamada muerte dulce se cobró el pasado jueves dos vidas más. Dos rumanas, de 22 y 19 años, fallecieron en el distrito de Fuencarral-El Pardo tras inhalar monóxido de carbono procedente de la mala combustión de una vitrocerámica alimentada con gas natural, según informaron fuentes policiales. Varios vecinos y amigos de las víctimas se alarmaron al no ver a las jóvenes, pese a ser de día y hacer numerosas llamadas al portero automático y a los teléfonos móviles.
Los hechos ocurrieron sobre las 16.30 del pasado jueves en el piso tercero B del número 45 de la avenida del Cardenal Herrera Oria. Allí vivía Florentina Nuta, de 22 años, y una amiga de ésta, Andrea Hriscu, de 19 años. La primera se encontraba sentada en el sofá del salón, y la segunda, caída en la entrada de la vivienda, cerca del telefonillo. Éste se encontraba descolgado, según fuentes policiales.
La última comunicación que recibió en su teléfono móvil Florentina se produjo sobre las doce de la noche, cuando la llamó su novio desde Ibiza. El hecho de que no contestara ninguna llamada más alarmó al resto de amigos y conocidos. También estaban sorprendidos los vecinos, ya que no vieron a lo largo de la mañana del jueves a ambas chicas.
Esto hizo que una vecina llamara al 091 del Cuerpo Nacional de Policía sobre las 15.00. Al lugar acudió un coche patrulla de la comisaría de Fuencarral, que, al no hallar a la comunicante y no encontrar respuesta, se marcharon. Una hora y media después recibieron una nueva llamada y, al ver que ninguna de las dos chicas respondía, los agentes desplazados al lugar avisaron a los bomberos. Éstos entraron por una ventana y hallaron a las dos mujeres ya cadáveres.
Rejillas de ventilación
Fuentes de la investigación constataron que la vitrocerámica funcionaba con gas y que la cocina carecía de las rejillas de ventilación obligatorias, lo que permitió que el monóxido de carbono circulara por la vivienda.
Conocidos y amigos de las víctimas señalaron que Florentina Nuta estaba empadronada en la calle de Vicent Serra i Orvay, en Ibiza, junto con su novio. De hecho, se había trasladado a Madrid para tramitar sus permisos de residencia, ya que resulta más sencillo que en las Baleares. El próximo domingo tenía previsto volar a la isla. Llevaba en España unos dos años y medio
Su amiga había llegado a Madrid procedente de Rumania hacía tan sólo seis horas antes de que descubrieran los cadáveres. Tenía un visado de turista para permanecer en España varios meses. Los cuerpos serán repatriados la próxima semana a su pueblo natal, Galati, situado en la frontera de Rumania con la república moldava.
Fuentes policiales señalaron que el juez no ordenó el precinto de la vivienda para que sea inspeccionada por técnicos de la Dirección General de Industria.