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Reportaje:OCIO SOLIDARIO | Linares Acoge

Los inmigrantes enseñan

La mexicana María Eugenia Pérez da clases de español a inmigrantes desde que llegó a Linares hace dos años

El aula número dos del centro de educación para adultos Paulo Freire, ubicada en el Parque Blas Infante de Linares (Jaén), no es la ONU, pero lo parece. Por ella han pasado inmigrantes de distinta procedencia y culturas. Alumnos de Ghana, Mozambique, Marruecos, Argelia, India, Pakistán, China, Rumania, Rusia, Tailandia,... con idiomas, religiones y filosofía de vida dispares, que nunca han dado motivo para originar el más mínimo conflicto. "Aquí, no hay barreras, sólo respeto y ganas de ayudarse". Éstas son las palabras de María Eugenia Pérez, una mexicana que hace dos años, abandonó con su marido y sus dos hijos su México natal con el objetivo de buscar un mejor porvenir para ella y los suyos. Pero su marcha no sólo la llevo a dejar a familiares y amigos, también a renunciar a más de 15 años dedicados a una pasión, la enseñanza.

"Aunque mi marido es español, cuando llegué en el 2001 no me ubicaba, me sentía algo perdida y, sobre todo, necesitaba hacer algo", recuerda María Eugenia. Fue entonces cuando entró en contacto con la ONG Linares Acoge donde se presentó para poder ayudar "en lo que fuera".

No hubo problemas a la hora de encontrarle una ocupación. Su experiencia como profesora no dejaba lugar a dudas, y desde aquel momento, comenzó a colaborar en las clases de español que la ONG ofrece a todos los inmigrantes, de lunes a jueves y de cinco a siete de la tarde. "La mayoría acude con un conocimiento mínimo del español, aunque también hay algunos con estudios superiores que realizaron en su país de origen", comenta María Eugenia, que cuenta con la colaboración, los miércoles y jueves, de otro profesor voluntario, Antonio Castro.

Ambos dividen la clase en diferentes niveles (inicial, medio y superior) y utilizan una metodología "muy dramatizada". "Creamos situaciones ficticias que los alumnos pueden vivir en cualquier momento, como la visita al médico o la compra en un supermercado, para que aprendan a desenvolverse", añade María Eugenia.

Ana Skorobogatova, de Rusia; Mudassar, Jamal y Kahif, de Pakistán; Kapil, de India; e Iliana, de Rumanía, están estudiando las partes del cuerpo humano. Najat, en cambio, está perfeccionando el idioma para terminar los estudios de Gestión de Empresas que comenzó en Marruecos y que quiere terminar en España. Su compatriota, Mahdi Rai, quiere aprender bien el español para poder ir a la universidad. La mayoría señala que ha venido a España, solos o con sus familias, para encontrar el futuro que no tienen en sus países.

Los alumnos no consideran que el español sea difícil de aprender porque tienen "muy buenos profesores", subraya Ana que actúa de portavoz. Inmediatamente, el aula se inunda de miradas y sonrisas cómplices entre profesores y alumnos. "O somos nosotros quien disponemos de los mejores alumnos", añaden los profesores.

Este ambiente de cordialidad es lo que más enorgullece a María Eugenia. "La clase se ha convertido en un espacio donde las culturas se aproximan y los prejuicios desaparecen".

Dignidad y derechos

Linares Acoge es una asociación sin ánimo de lucro que nació en 1996 con el objetivo de ayudar al inmigrante. Desde su constitución, los voluntarios de esta ONG fijaron sus máximas de actuación en defensa de la dignidad y los derechos humanos de los inmigrantes que llegan hasta Linares y su comarca. "Trabajamos para erradicar las situaciones de marginación tanto social como laboral a las que se ven sometidos la gran mayoría de los inmigrantes que viven entre nosotros", señala Ana Fiñana, responsable del Área Social de Linares Acoge.

Por ello, la treintena de los voluntarios de Linares Acoge centra sus actividades en el proceso de integración de este colectivo y en sensibilizar a la población autóctona sobre los problemas de los extranjeros. Durante el 2003 atendieron a cerca de 3.000 hombres y mujeres procedentes del Magreb, Europa del Este, Pakistán, India e Iberoamérica, principalmente.

Las líneas de trabajo se centran en el asesoramiento y tramitación de la documentación para regular la situación de los extranjeros, la búsqueda de alojamiento para la normalización individual y familiar, sin olvidar los programas educativos, con aulas de integración en colegios de la ciudad, y los sociolaborales. Se ha creado una bolsa de trabajo para facilitar la inserción laboral de los inmigrantes.

Aunque los voluntarios están contentos con el trabajo que realizan, son conscientes de que los recursos son limitados y que aún quedan asignaturas pendientes. Una de ellas es la mujer pakistaní para la que, a pesar de los años fuera, "el contacto con la sociedad que la rodea no va más allá del trato con la ONG", reconoce Ana Fiñana.

En Linares existe una importante colonia pakistaní que tiene su origen en los contingentes de mano de obra que, durante los años sesenta, venían para trabajar en las minas de la comarca. "Sólo una asistió de forma continuada a las clases de español el año pasado", lamenta la responsable de Linares Acoge.

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