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VISTO / OÍDO
Columna
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Fernando

¡Qué años malos pasó Fernando Lázaro Carreter antes de llegar a la muerte! La depresión, decían; y yo creía que no era depresión, sino la angustia por las piernas entumecidas, por las vértebras aplastadas; eran los dolores incesantes, las imposibilidades: andar, a veces escribir; salir de una operación para entrar en otra, lo cual no es sólo el horror del quirófano, sino la sensación de que la cura, luego el apaño, no llegarán nunca. Viejo compañero de los teatros, en los que fue autor y luego crítico; y dejó la crítica porque no aguantaba más ir noche tras noche a lo malo que, como en todo, es siempre mucho mayor que lo bueno; viejo compañero de comidas, de algo de whisky y bastante de garbanzos. Y de insomnios, oyendo la radio para comentar las cosas que habíamos oído. No se nos escapaba Gemma Nierga, cuando su Hablar por hablar tenía morbo, y él aprendía el lenguaje de quienes llamaban pidiendo socorro. No era un filólogo cargante y solemne, sino humorista: del "castigat ridendo mores", la sonrisa reprende las costumbres, no lo diría, no era un "cursi latiniparla", pero sabía que el arlequín Dominique lo usaba como lema de su teatro y él en su Dardo en la palabra; y en el escenario, en obras que a él no le gustaba citar (¿por qué voy a hacerlo yo, si él no quería?) y que se representaron miles de veces.

Escribía aquí como buen periodista, sabiendo hacerlo; escribió libros de texto para todas las edades adaptado al lenguaje para cada una de ellas; y cuando estuve investigando algo para escribir un librito sobre Lope encontré que los comentarios más certeros los había hecho él. Los más modernos, no en el sentido de descubrimiento -trabajó mucho anotando el ensayo biográfico de Américo Castro y Rennert- sino en el de un pensamiento actual, unas observaciones de hombre del día. Se empeñó en la informática de la Academia: se debe a su impulso la pagina http://buscón.rae.es/diccionario/drae.htm, que es un soporte riquísimo. "¿Puedo decir soporte, Fernando? ¿No es un anglicismo dentro de la informática?". "Sí lo es, pero está en la Academia, y lo has empleado mal: es el 'material que soporta la información': lo es un papel, y lo es un disco duro". Ya no tendré estos diálogos, como los de tantos que me faltan. Voy siendo un escritor de necrologías de los míos. La escuela de los amigos muertos faltará siempre a los supervivientes. Él habrá ganado en el momento de morir: tenía certidumbre en sus creencias.

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